Los establecimientos eran una viva expresión de la cultura local, como en el caso rioplatense, en donde solían contar con una o dos guitarras para que los gauchos "guitarreasen" y cantasen; o se organizaran payadas y bailes entre los parroquianos.
Esta teoría es considerada dudosa por lexicólogos como Daniel Granada y Alejandro Magariños Cervantes en su obra Vocabulario Rioplatense Razonado, impresa en 1889 y en la que hacen referencia a la obra anterior del cronista Garcilaso de la Vega, que ya señalaba la existencia del término en la ciudad de Lima en 1552.
Según esta teoría, la palabra "pulpería" sería una mutación de la palabra "pulquería", ya que en el México colonial los comercios donde se expendía el pulque recibían ese nombre y solían cumplir las mismas funciones que las pulperías suramericanas.
En ella se vendían productos básicos como alimentos, ropa y remedios, además de servir como espacio de encuentro permanente entre los habitantes del campamento, en especial entre las mujeres que cobraban las raciones ganadas por los hombres en el trabajo minero.
La existencia de pulperías en Perú se encuentra documentada desde mediados del siglo XVI, existiendo en zonas tanto rurales como urbanas.
[6] El jurista Gaspar de Escalona y Agüero, en su obra Gazophilatium regium Peruvicum... (publicada a mediados del siglo XVII), señalaba que «pulperías son, en Perú, tiendas, mesones o tabernas donde se venden algunos mantenimientos, como son vino, pan, miel, queso, manteca, aceite, plátanos, velas y otras menudencias».
Estas pulperías montevideanas, igual que las bonaerenses, fueron denominadas “esquinas”, porque se ubicaban siempre en la intersección de dos calles.
Muchas grandes fortunas rurales tuvieron su arranque en una pulpería, así como también reconocidas industrias que fueron creciendo dentro del rubro.
Su apariencia es chocante; son por lo general altos y guapos, pero tienen impreso en su rostro todos los signos de la altivez y del desenfreno... Tanto nos hacen un gracioso saludo como se hallan dispuestos a acuchillarnos si se presenta la ocasión”.
Aunque en algunos países de América del Sur el término ya no es tan común, en varios países de Centroamérica el término es muy actual y estos establecimientos se cuentan por miles (excepto en El Salvador, Panamá y Guatemala, en donde el nombre utilizado es "tienda" o "tiendita").
En República Dominicana a este tipo de establecimientos se les denomina colmados, pero se les sigue llamando pulperías en las zonas rurales del país, específicamente, en la parte rural del norte o Cibao.
A comienzos del siglo XX el término pulpería fue cayendo en desuso en partes de América.
En Centroamérica, en cambio, el término "pulpería" se sigue usando y es muy común para pequeños establecimientos o tiendas que venden bebidas, azúcar, cigarrillos, etcétera.
Las pulperías se encuentran generalmente, pero no únicamente, en los barrios o vecindarios más pobres de las ciudades centroamericanas, ya que venden artículos fraccionados, es decir, porciones muy pequeñas para su consumo diario; por ejemplo, se venden los cigarrillos por unidad.