[10] La denominación empleada por la historiografía inglesa (War of Jenkins' Ear) se debe al episodio considerado casus belli: el apresamiento frente a las costas de Florida por el guardacostas español La Isabela del navío británico Rebecca, capitaneado por Robert Jenkins, en 1731.
Sin embargo, en el terreno comercial era donde los roces produjeron un incesante crecimiento de la tensión.
[cita requerida] Aparte del contrabando, seguía habiendo barcos británicos dedicados a la piratería.
No obstante, los problemas siguieron sin resolverse, con el consiguiente incremento de la irritación en la opinión pública británica (en la primera mitad del siglo XVIII empieza a consolidarse el sistema parlamentario británico, con la aparición de los primeros periódicos).
Al mismo tiempo, el embajador británico en España solicitó la anulación del «derecho de visita».
[26] Percival aprovecharía para hacer un estudio pormenorizado de las defensas españolas, pero esto no fue posible porque como era previsible, Hidalgo prohibió la entrada del Fraternity en el puerto.
Pero Lezo conocía las motivaciones de Vernon, y dicha respuesta no llegó a producirse.
Ante la posición enormemente desventajosa en la que se vieron los británicos, Vernon ordenó la retirada no sin antes haber arrojado unas trescientas bombas sobre la ciudad.
El informe se reenvió más tarde a Londres, donde las celebraciones alcanzaron cotas aún mayores que las realizadas por Portobelo, llegando a acuñarse medallas conmemorativas en las que aparecía Blas de Lezo arrodillándose ante Vernon ([1]).
Pero para desgracia de Vernon, lo que estaba por llegar no era la tan esperada victoria británica.
Aprovechando esto, los españoles abrieron fuego contra los británicos, produciéndose una carnicería sin precedentes.
A pesar de los constantes bombardeos y el hundimiento de la pequeña flota española (la mayoría por el propio Lezo, para bloquear la bocana del puerto), los defensores se las ingeniaron para impedir desembarcar al resto de las tropas británicas, que se vieron obligadas a permanecer en los barcos durante un mes más sin provisiones suficientes.
Allí esperaba repetir el éxito de Portobelo y fue precisamente a este lugar adonde se dirigió.
Sin embargo, los españoles abandonaron la plaza (que seguía destruida) y se replegaron hacia la ciudad de Panamá, desbaratando el posterior intento británico de desembarcar y plantar batalla en tierra.
Vernon fue sustituido en el mando de la flota por Chaloner Ogle y se vio obligado a volver a Inglaterra en 1742 donde comunicó que el triunfo del que había informado previamente no existía.
Si bien Wentworth llegó hasta las proximidades de Guantánamo con escasa resistencia, la empresa fracasó debido a que su ejército resultó gravemente afectado por las enfermedades tropicales.
Cuba no volvería a tener un papel relevante en la guerra hasta 1748, año en que el contralmirante británico Charles Knowles dejó Jamaica con la intención de interceptar la Flota de Indias en su viaje desde Veracruz a La Habana.
Posteriormente, Knowles puso rumbo a La Habana, donde el 12 de octubre se topó casi por casualidad con una pequeña escuadra española de 6 barcos dirigida por Reggio y el también general Benito Spínola.
Los combates en el frente estadounidense tuvieron como centro Georgia, una joven colonia fundada por expresidiarios en 1733 que ya había conocido la guerra contra los españoles en 1735, y que se veía en el ojo del huracán por su proximidad a las posesiones españolas en Florida y las francesas en Luisiana.
No obstante, la presencia española en Saint Simons representaba un peligro constante, así que Oglethorpe decidió eliminarlo por medio del engaño: comunicó a un prisionero español que estaban a punto de llegar grandes refuerzos desde Charlestown (lo cual era falso, pues solo se habían podido enviar algunas naves menores) y acto seguido lo liberó.
Finalmente, consiguieron llegar a Panamá pero Vernon ya había sido derrotado en Cartagena.
Después de tantas calamidades sufridas, el comodoro se convirtió en un hombre rico gracias a las ganancias obtenidas por la captura del Covadonga.
A esto se unieron dificultades para abastecer a las tropas francesas desde la metrópoli, ya que al contrario que los virreinatos españoles, las posesiones francesas en América no podían garantizar un buen suministro de alimentos.
Sin embargo, debido a sus compromisos con sus aliados austriacos, los británicos no pudieron aceptar las demandas españolas de territorio en Italia y las conversaciones se rompieron.
Este puso fin a todas las hostilidades, retornando prácticamente todas las tierras conquistadas a quienes las gobernaban antes de la guerra con el fin de garantizar el retorno al statu quo anterior.
[cita requerida] Vernon, por ejemplo, ya comienza a defender sus acciones en su correspondencia mucho antes de regresar del Caribe.
En esta empresa le apoyó fuertemente Charles Knowles, quien en su libro Account of the Expedition to Carthagena (publicado en 1743 tras dos años circulando como panfleto) no dudaba en atribuir toda la culpa del fracaso al general Wentworth.
En diciembre de 1743 se publicó una réplica a estas acusaciones bajo el título A Journal of the Expedition to Carthagena, actualmente atribuida al propio Wentworth en colaboración con un oficial bajo su mando, William Blakeney.
Vernon respondió a su vez publicando parte de su correspondencia oficial, aunque solo aquella que más le convenía.
Nuevos trabajos, entre los que destaca el libro Amphibious warfare in the eighteenth century.