Este intentó sofocar la revuelta y se dirigió hacia el cuartel, en donde fue arrestado.
El cabildo aceptó realizar esa noche un cabildo abierto, admitiendo e incorporando como representantes del pueblo a Gregorio García Lanza, Juan Bautista Sagárnaga y Juan Basilio Catácora.
Todas las deudas en favor del fisco fueron abolidas y los documentos que las avalaban fueron quemados.
El manuscrito original, escrito en Chuquisaca (La Plata), fue enviado a La Paz para promover la revolución.
La junta envió un oficio al gobernador de Potosí explicando su accionar:
Pidió ayuda al virrey del Perú José Fernando de Abascal y Sousa.
Estableciéndose el campamento en el pueblo Zepita, a donde envió una compañía del Regimiento veterano Real de Lima y milicias de Arequipa, Cuzco y Puno.
El 25 de septiembre fue abortada una contrarrevolución realista encabezada por Francisco San Cristóbal, quien fue arrestado.
El virrey Cisneros le ordenó que «procediese contra los reos pronta y militarmente aplicándoles todo el rigor de la ley».
Mientras que el general Vicente Nieto pedía «practicar el pronto, ejecutivo y veloz escarmiento».