En los años siguientes a las invasiones británicas, los comerciantes asuncenos pretendieron elevar los precios de sus exportaciones y crear un monopolio para la yerba mate similar al que existía sobre la venta de tabaco, llamado estanco del tabaco.
En Buenos Aires logró convencer al gobierno de que enviando una pequeña fuerza militar podía lograrse la adhesión de la provincia ya que, según él, la mayoría apoyaba la unión con Buenos Aires.
[20] Al crearse la junta de Buenos Aires cinco meses después, Rocamora se adhirió a ella.
Sabiendo que Velasco se movía hacia el sur, y sin tener órdenes de la Junta, Rocamora se instaló y concentró algunas fuerzas en Yapeyú, punto intermedio para recibir apoyo desde Buenos Aires o poder retirarse.
Estos movimientos no pasaron desapercibidos al coronel portugués Francisco das Chagas Santos.
[22] Pablo Thompson, subdelegado de Concepción, se plegó a Velasco y comenzó a reunir caballos, reses, hombres y armas con el objeto de marchar hacia Candelaria para unirse al gobernador del Paraguay.
Asignó al capitán Carlos Thompson el control de la margen derecha del río Paraná y trajo consigo al maestro armero italiano Miguel Tiragalo, importante artesano que se haría cargo del arsenal de Asunción hasta el año 1816.
Cabañas se excusó diciendo que no estaba autorizado a resolver "ninguna" de las proposiciones.
[33] El capitán Abreu, luego de estar retenido 15 días en Itapúa, fue recibido en Asunción por los "españolistas" más radicales como "un don del cielo".
Este último punto será utilizado posteriormente por Blas José de Rojas como argumento en su discurso inaugural.
El teniente gobernador de Corrientes Elías Galván no tuvo muchas opciones, y contestó
En los siguientes días, además del único barco paraguayo detenido, y para evitar sorpresas, Ferrer exigió la entrega de algunas naves correntinas.
[38] Ferrer tenía ya diez buques mayores y menores armados, cuatro mercantes más los tres de Montevideo.
Galván se retiró hasta La Bajada, donde le dijeron que no tenían recursos para ayudarlo.
En Corrientes quedó el regidor del cabildo local Ángel Fernández Blanco para que se entendiera con los paraguayos.
Impidió una entrada triunfal del ejército en la capital, mientras se hacía tributar honores en el pueblo de Santa María.
Como Yegros se hallaba en Itapúa, Gaspar Rodríguez de Francia dirigió la planificación del golpe en la capital.
Cuando el mayor de plaza Cabrera retornó al cuartel con 8 soldados que realizaban una ronda, fue arrestado por Iturbe.
Marchó inmediatamente con sus soldados hacia Asunción, dejando a Vicente Antonio Matiauda como comandante interino de la frontera.
El cabildo trató de impedir que la disminuida Junta intentara nombrar por sí misma los reemplazantes sin llamar a un congreso ad-hoc como pedía Francia.
[56] Al cerrar en unos pocos días las sesiones del Congreso, el de 1813 repitió lo actuado dos años antes, y fijó un antecedente que sería imitado en todos los congresos subsiguientes, hasta el año 1865: el Congreso del Paraguay era elegido para una sola sesión — que podía durar desde un día hasta algunas semanas — y al término de la misma se consideraba disuelto.
El incumplimiento penaba al párroco o cualquier eclesiástico que hubiera autorizado tal matrimonio a la expulsión perpetua de la república y la confiscación de todos sus bienes; por su parte, al "europeo" contrayente se lo penaba a prisión en el fuerte Borbón por 10 años, quedar a disposición del Estado una vez cumplida la prisión, y la confiscación de todos sus bienes.
Tampoco podían ser testigos de casamientos, confirmaciones, apadrinar bautismos, salvo que el padre del bautizado fuera europeo.
El historiador Julio César Chaves definió estas medidas como "muerte civil" de los varones europeos.
Por un tiempo se mantuvo relativamente libre la exportación de tabaco y yerba mate, pero las restricciones a la actividad portuaria fueron en aumento.
Se eliminó el diezmo eclesiástico, y los curas párrocos pasaron a ser empleados públicos.
Se asignó a sí misma la misión de convocar un Congreso, pero las semanas pasaban sin que éste fuera anunciado.
[86] Al año siguiente, el presidente López sancionó otra medida importante de soberanía: creó la moneda nacional.
Hasta ese momento se utilizaba la antigua moneda española, o las que circulaban en los países vecinos, especialmente los pesos de plata bolivianos.
Sin embargo, agregó a su posición varias expresiones favorables al mantenimiento de la paz con el pueblo paraguayo.