Sistema de castas colonial

El sistema de castas es un concepto historiográfico moderno, según el cual el Imperio Español, durante la administración de la América española, habría clasificado a las personas por razas y cruces étnicos para organizar un sistema social estratificado.

[4]​ Existe controversia, sin embargo, sobre la rigidez, operatividad y realidad histórica de este fenómeno.

Mientras que autores como Magnus Mörner y Edward Telles han asumido su veracidad, otras figuras como Pilar Gonzalbo, Berta Ares y Joanne Rappaport lo consideran esencialmente una tergiversación historiográfica moderna.

[11]​[12]​ Sin embargo, el sistema de castas jamás fue infalible, existiendo un permanente entrecruzamiento y una masiva mezcla en la sociedad virreinal.

de las castas que "no habrá quién se atreva a distinguirlas", [cita requerida]o su distinción "nunca tendría fin", [cita requerida]de tal manera las castas resultaban en términos comunes pero con un significado propio para cada lugar, y distinto para la ciudad o el medio rural, inclusive que cambia para un mismo sujeto, y referida a aspectos sobre privilegios, fundamentalmente en pugnas de la aristocracia colonial.

Por último contra el indígena americano, último "sangre limpia", se arrojarían las nuevas ideas del racismo biológico seudocientífico traído por la nueva ola de migración europea del siglo XIX en los países independizados, dando lugar a la marginación, cuando no un deliberado exterminio racial, denominado limpieza étnica.

Frente a situaciones como esa, la corona decretó —en 1528— que se daría preferencia para puestos oficiales a los españoles casados y, en 1538, que la misma preferencia se observaría para las "reparticiones de indios".

No solo no había las suficientes mujeres hispanas para casarse con todos los conquistadores que existían, sino que además las hijas de caciques y nobles indígenas traían con ellas unas dotes considerables para los conquistadores.

A los laicos, en cambio, se les exigía una licencia del Cabildo y de la autoridad eclesiástica.

Las consecuencia de desobedecer o ignorar tales ordenanzas podían ser severas, dado que se estaba violando tanto la ley civil como eclesiástica.

Adicionalmente, durante ese periodo estuvieron aislados de todos amigos y conocidos.

Los derechos que le correspondían a cada persona estaban estrictamente determinados por su clasificación en tales categorías, considerándose superior al español peninsular (nacido en la península ibérica) y en el lugar más «bajo», al esclavo secuestrado en África.

Los Estatutos de limpieza de sangre aparecieron en España durante el siglo XV y se generalizaron durante el siglo XVI, cuando fueron establecidos virtualmente en todas instituciones y corporaciones: órdenes religiosas, organizaciones militares, colegios, universidades, escribanías, gremios, cofradías, capítulos diocesanos, catedrales, ayuntamientos, etc.,[21]​[22]​ así como la Inquisición.

Todos sus habitantes son iguales ante la ley, y admisibles en los empleos sin otra condición que la idoneidad.

Este «chino», por su parte, daba nacimiento al lobo, si se emparejaba con una mulata.

En términos metafóricos, una persona perteneciente a esta casta «flotaba» como en el limbo, incapaz de echar raíces, sin identidad propia.

Ante ello, esta corriente historiográfica cree que para los científicos sociales posteriores, la nomenclatura de "castas" empezó a implicar, arbitraria y equívocamente, que la sociedad colonial necesariamente fue fundada en un aparente “sistema de castas”.

La historiadora Pilar Gonzalbo dedicó un estudio titulado La trampa de las castas, el cual pretendía descartar la idea de esta clase de regulación social en Nueva España, siempre y cuando se entendiera este sistema como una "organización social basada en la raza y sostenida por poder coercitivo" en la manera que sus dos principales popularizadores (Rosenblat y Aguirre Beltrán) afirmaron.

Los críticos argumentan también que en trabajos anteriores a los de Rosenblat y Beltrán, no se encontraría referencias a la noción de que el Imperio Español haya sido una sociedad fundada en la segregación racial.

[34]​ Esto haría que estos críticos concluyan que aquellas sociedades coloniales eran de tipo estamental, del que si bien hubo una relación entre estamento y raza por medio de las castas, aquello no fue en una relación de causa, sino en una relación de consecuencia (no siendo un fin en sí mismo la raza, misma que era entendida en la tradición hispana como algo puramente espiritual, no tanto biológica).

Según esta mirada la sociedad virreinal habría sido una sociedad de “calidades”, estamental, corporativa, clientelar y gremial, donde cada grupo social no estaba condicionado por su raza, y ni ésta establecía las relaciones laborales de sus habitantes.

De español y mulata, morisca . Miguel Cabrera , 1763, óleo sobre lienzo, 136x105 cm, colección privada.
Diseño de Mulata . Manuel de Arellano, 1711.
De Negra y Español, sale mulato
De Lovo y de Yndia, produce Zambaigo