Mariano Moreno

Se destacó por promover ideas liberales, radicales y contractualistas, defendiendo tanto el libre comercio como los derechos de los indios.

Moreno cursó sus estudios primarios en la escuela del Rey y secundarios en el Real Colegio de San Carlos.

Allí leyó también a los teóricos de la Ilustración europea: Montesquieu, Voltaire, Diderot y Rousseau, que ejercieron gran influencia en su pensamiento ideológico.

Siguiendo a su maestro Villava, a quien citó en dos oportunidades, detalló la violencia que se ejercía sobre los indígenas para realizar tareas contra su voluntad y criticó las supuestas ventajas de darles "trabajo" obligatorio para corregir la supuesta "haraganería" de estos.

Su presentación finalizó con una extraña justificación y pedido personal: Levene, por error, fechó el examen en 1802 (lo que otros historiadores repitieron), lo consideró como "examen universitario" aunque no lo era y ubicó como lugar la Audiencia de Charcas en lugar de la Academia Carolina.

A estas limitaciones en el número se exigieron otros requisitos como la autorización previa del lugar donde ejercerían su oficio.

En 1802, cuando Moreno estaba cursando sus estudios en Chuquisaca, Buenos Aires tenía 98 abogados en ejercicio que aumentaron a 152 en los 8 años siguientes.

Aunque Moreno no participó activamente de las contraofensivas militares con las cuales se los expulsó, se opuso a la presencia inglesa en Buenos Aires y durante la misma escribió un diario en donde tomaba nota de todos los acontecimientos que sucedían.

Se trataba de un periódico semanal en 4 columnas por plana, apareadas las partes bilingües castellano-inglés, con 4 páginas, que salía los sábados.

Además, de manera confidencial, encargó a Moreno que refutara el contenido político del mismo.

La causa produjo gran resonancia en Buenos Aires por la importancia social y política del obispo.

Esta addenda estableció que, hasta tanto se acordara un tratado de comercio "con cuidado y reflexión", las partes podían otorgarse mutuamente facilidades para comerciar por medio de "reglamentos provisionales y temporales".

Ya a mediados de 1809, Liniers había pensado autorizar el comercio con los ingleses y portugueses.

Según Kossok, la nueva postura de Belgrano con relación al libre comercio "llevó a un injusto olvido" su posición anterior, que era fomentar actividades con valor agregado.

Uno de ellos, Jaime Alsina y Verjés, el antiguo apoderado del comercio porteño, comentó que "si [Cisneros] hubiese tardado 15 o 30 días se verían tal vez hoy muchísimos sin cabeza y saqueadas sus casas, o mejor diré que habrían corrido arroyos de sangre por estas calles".

Aunque difícilmente estas propuestas fueran a impedir la aprobación del comercio provisional con los ingleses, los hacendados nombraron como su apoderado al doctor Moreno para que rebatiera la posición de Fernández Agüero.

Estos autores eran conocidos en Buenos Aires a través de los propios economistas españoles que criticaban el sistema económico y financiero vigente y que citaban como ejemplo el comercio de Cádiz con las colonias americanas.

Este llevaba la orden de fusilar a los líderes contrarrevolucionarios en el momento de ser capturados, decisión que había sido tomada por la Primera Junta en pleno, exceptuando a Manuel Alberti, que se excusó por su carácter eclesiástico.

Los prisioneros fueron fusilados, con excepción del obispo Rodrigo de Orellana, por respeto a su investidura religiosa.

En 1896, Norberto Piñero publicó en Buenos Aires la versión completa que, por su total novedad, produjo un gran impacto en los ámbitos intelectuales.

Sin embargo, un nuevo aporte surgió en 2015: Diego Bauso, siguiendo sutiles rastros y amplia búsqueda en los archivos, demostró en su libro Un plagio bicentenario, que gran parte del Plan contenía largos párrafos y palabras literalmente copiados de una novela histórica francesa publicada en el periodo 1800-1801: El cementerio de la Magdalena de J. B. P.

[19]​ Este hallazgo fue tan notable y sorprendente como el que había producido la publicación del Plan en 1896.

La visión clásica supone que Moreno aspiraba a generar cambios profundos en la sociedad, mientras que Saavedra buscaba sólo la llegada de los criollos al poder pero manteniendo la continuidad del ordenamiento social del exvirreinato.

Moreno, vencido por el voto de la mayoría, presentó su renuncia, que fue rechazada por la Junta.

Ambos testigos de la muerte del prócer apuntaron siempre a una única e imprudente dosis del capitán y ni siquiera existe un móvil definido para asesinarlo: para Saavedra, su adversario ya había sido derrotado, y no tenía antecedentes de hacer matar a sus enemigos.

En este explicaba que para ejecutar el convenio y certificar los pagos se requería de Moreno, no obstante en el artículo 11 de este documento se aclaraba con una previsión nada frecuente en nuestros gobernantes “que si el señor doctor don Mariano Moreno hubiere fallecido, o por algún accidente imprevisto no se hallare en Inglaterra, deberá entenderse Mr.

Curtís con don Aniceto Padilla en los mismos términos que lo habría hecho el doctor Moreno”.

Desde fines del siglo XIX, los historiadores clásicos elevaron y ensalzaron la figura de Moreno.

[33]​ Los biógrafos lo describieron como a un estadista sereno, un economista noble, un demócrata decidido y un gran líder.

Piñeiro considera un error catalogar a Moreno como unitario o como federal, afirmando que este priorizaba la organización del Estado por sobre el aspecto secundario del centralismo o federalismo;[37]​ mientras que Groussac señala en forma similar que Moreno consagraba todas sus energías al problema inmediato de lograr la independencia, sin dar demasiada consideración a los posibles escenarios de largo plazo.

Cabildo abierto (22 de mayo de 1810). Óleo realizado por Pedro Subercaseaux bajo la dirección de Adolfo Carranza .La presencia de la iglesia es importante: el obispo Lué (con alfombra roja) y tres órdenes. Detrás de Paso esta Castelli. A la derecha, sentado en actitud pensativa, Moreno aparece como aislado del resto.
María Guadalupe Cuenca , esposa de Mariano Moreno.
Carátula libro Vida y Memorias del Dr. Mariano Moreno, secretario de la Junta de Buenos Aires, capital de las Provincias del Río de la Plata , Londres, 1812.
Cuadro pintado por Francisco Fortuny por encargo, indicación y supervisión de Adolfo Carranza con motivo del festejo del Centenario de la Revolución de Mayo. De izquierda a derecha: Belgrano, Castelli, Saavedra, Azcuénaga, Larrea, Matheu, Alberti, Paso y Moreno
Busto del doctor Mariano Moreno, por Erminio Blotta .
"Últimos momentos del Dr. Mariano Moreno" óleo de Egidio Querciola (1912)
Medallón de Mariano Moreno en el Museo Histórico Nacional
Monumento a Mariano Moreno ubicado en la Plaza Mariano Moreno de Buenos Aires.
"Mariano Moreno en su mesa de trabajo" óleo de Pedro Subercaseaux