Al iniciarse la Guerra de Independencia, él y su hijo Nicolás Bravo, así como sus cuatro hermanos Miguel, Víctor, Máximo y Casimiro se negaron a formar una compañía de auxiliares realistas, razón por cual las autoridades del virreinato los hostigaron hasta obligarlos a esconderse.
La tropa realista que llegó a aprehenderlos fue repelida por la gente de la hacienda y los hermanos Galeana.
[1] Sin embargo, tales ofrecimientos del Virrey no constituían garantía alguna, pues otros insurgentes que se habían acogido a su palabra de indulto, como los Orduña, fueron salvajemente ejecutados por los realistas.
[2] Cuando fue ejecutado don Leonardo, lo supo de inmediato José María Morelos y su hijo Nicolás.
Pensando en el horror de esa carnicería, cuando los prisioneros esperaban la muerte, se dirigió hacia los españoles y en un acto magnánimo les dijo Quedais en libertad por lo cual los 300 realistas se pasaron a los insurrectos.