Siendo ya oficial del ejército español arribó al Perú en 1783, donde participó en la represión de la rebelión indígena encabezada por Túpac Amaru.
En aquella ciudad, en 1799 contrajo matrimonio con Gregoria, la hermana del futuro patriota ecuatoriano Vicente Rocafuerte.
La instrucción central dada por Abascal era reavivar la guerra contra los independentistas chilenos, que había caído en una situación de cierta inmovilidad.
Con la misma fortuna, Gainza logró unir sus fuerzas a las de Chillán, para así iniciar su trabajosa campaña.
Esta derrota, al igual que la heroica muerte del comandante local, el coronel Carlos Spano, provocó una crisis política en Santiago.
Estos dos primeros éxitos contribuyeron al desquiciamiento de la situación política en el bando patriota.
Por lo mismo, fue considerada muy oportuna la noticia de que el comodoro inglés James Hillyar había traído a Chile instrucciones del virrey Abascal para parlamentar con los rebeldes.
Pese a esto, el virrey Abascal se indignó sobremanera con su general al conocer el texto del Tratado de Lircay.
El brigadier tuvo que esperar bajo vigilancia el fin del proceso de Lima] Aunque Gaínza fue absuelto en 1816, su reputación en el ejército estaba fuertemente dañada.
También se quejó el capitán general de Guatemala en ejercicio, Carlos de Urrutia y Montoya, argumentando que Gaínza estaba disminuido debido a su edad (67 años).
Hasta su apertura, los titulares políticos, militares y administrativos coloniales deberían permanecer en sus funciones.
Pero la nueva carta culminaba con el anuncio de un hecho político más concreto.
Apenas dos días después de la fecha fatal, el 5 de enero, Gaínza pudo remitir su conteo (aún incompleto): 32 ayuntamientos aceptaban la anexión; 104 aceptaban con condiciones; 2 se oponían de plano, mientras que otros 21 opinaban que esta cuestión sólo podía ser debatida por el congreso que debía reunirse en marzo.