Al caer la Primera República se retiró a Puerto Cabello, es hecho prisionero y los realistas lo encarcelan en el castillo San Felipe.
Logra evadirse trasladándose a la Nueva Granada en busca del Libertador Simón Bolívar.
En Cartagena de Indias se reincorpora a la lucha revolucionaria y en 1813 hace la Campaña Admirable con el Libertador.
Siendo ascendido a Teniente Coronel en esta ciudad funda el Cuerpo Nacional de Artillería del Ejército Libertador.
Una guarnición quedó ocupando la ciudad al mando del coronel Juan José Flores.
[2] Según Gutiérrez Ramos:[3] «así intervinieron los jefes patriotas en las crueles campañas llevadas al cabo contra aquella Vendée colombiana, hasta el punto de haber violado cínicamente compromisos solemnemente adquiridos».
El 13 de septiembre el coronel Flores venció a Agualongo y reconquista Pasto para la causa patriota.
[6] En noviembre, el vicepresidente Francisco de Paula Santander intenta negociar la paz con los realistas pero estos se negaron.
Sin embargo, Flores recuperó la urbe tres días después y fusiló a los doscientos guerrilleros que capturó.
Rodil contaba para su defensa con los veteranos regimientos Real de Lima y Arequipa junto a los soldados independentistas desertores que se le habían unido.
Se habían refugiado también en el Callao millares de civiles realistas que perecieron en gran número por hambre y enfermedad.
La asombrosa resistencia de Rodil mereció que Simón Bolívar dijera a Salom después del triunfo, cuando este último pedía la máxima pena para el jefe realista: «El heroísmo no es digno de castigo».
Rodil obtiene condiciones honrosas en la capitulación, llevando consigo las banderas de sus regimientos que fueron las últimas en abandonar el Perú.
La «Orden Bartolome Salom» es una condecoración al mérito que confiere la municipalidad de Puerto Cabello.