Por fin, en una satírica ceremonia don Quijote es armado caballero por el ventero y a partir de este momento reanuda su cabalgata con mayor brío.Profesa un profundo amor platónico a su dama Dulcinea del Toboso, que es, en realidad, una moza labradora «de muy buen parecer»: Aldonza Lorenzo.Imitando a Amadís de Gaula, don Quijote decide hacer penitencia y en cierto momento declara ante el sorprendido Sancho su secreto más íntimo: quién es en verdad Dulcinea del Toboso.También dan con una moza llamada Dorotea, quien, sola, va en busca de ajustar cuentas sentimentales con el hombre que le arrebató su honra.En la venta confluyen una serie de personajes secundarios cuyas historias se entrelazan: Cardenio, su amada Luscinda, su examigo don Fernando y otros.Junto a estas opiniones, estaban las que veían en la obra un libro cómico de entretenimiento sin mayor trascendencia.A partir de ese momento, los románticos alemanes (Schelling, Jean Paul y Ludwig Tieck, entre otros) vieron en la obra la imagen del heroísmo patético.El Romanticismo inició la interpretación figurada o simbólica de la novela, y pasó a un segundo plano la lectura satírica.Siguieron a este Benigno Pallol, más conocido como Polinous, Teodomiro Ibáñez, Feliciano Ortego, Adolfo Saldías y Baldomero Villegas.Están encajados en una estructura poco homogénea, abigarrada y variada, típicamente manierista, en la que pueden reconocerse entremeses apenas adaptados, novelas ejemplares insertadas, discursos, poemas, etcétera.También, desde los Andes venezolanos, el escritor merideño Tulio Febres Cordero escribió Don Quijote en América: o sea la cuarta salida del ingenioso hidalgo de La Mancha, publicada en la misma ciudad, en la Tip.Uno de los más importantes cervantistas hispanoamericanos fue el chileno José Echeverría, y Rubén Darío ofreció una versión decadente del mito en su cuento DQ, ambientado en los últimos días del imperio colonial español, así como en las Letanías a nuestro señor Don Quijote, incluidas en sus Cantos de vida y esperanza (1905).Por otra parte, Alberto Gerchunoff (1884-1950) y Manuel Mujica Lainez (1910-1984) son habituales cultivadores de lo que se ha venido a llamar glosa cervantina.Por último, los maestros del ensayo romántico inglés, Charles Lamb y William Hazlitt, dedicaron páginas críticas aún frescas a esta obra clásica de la literatura universal.Bertuch publica una traducción en 1775, pero ya en 1764 había publicado a imitación de Cervantes Christoph Martin Wieland su Don Sylvio von Rosalva, que viene a constituir el modelo de la novela alemana moderna (Der Sieg der Natur über die Schwärmerei oder die Abenteuer des Don Sylvio von Rosalva, Ulm, 1764).Fue citada por Arthur Schopenhauer como una de las cuatro mejores novelas jamás escritas, junto con Tristram Shandy, La Nouvelle Heloïse y Wilhelm Meister.Vasili Liovshín hizo caminar a un caballero con un sanchopancesco amigo en Las horas vespertinas, o los cuentos antiguos de los eslavos drevlianos (1787).Sin embargo, se valió del documentado prólogo de Florian para encauzar su traducción, pues era hombre más prestigioso que el entonces advenedizo Tieck.Cervantes está presente en Aleksandr Pushkin, Gógol, Iván Turguénev, Fiódor Dostoyevski, Nikolái Leskov, Mijaíl Bulgákov y Vladimir Nabokov, por citar solamente a algunos de los grandes autores rusos.Pero el influjo de Cervantes se extiende incluso al tipo de héroe que presenta Leskóv en casi todas sus novelas, y particularmente en Una familia en decadencia, protagonizada por un reconocible, delgado y pobre terrateniente llamado Dormidont Rogozin, al que acompaña su inseparable escudero Zinka, en compañía del cual recorre los contornos «barruntando agravios».Vladímir Nabókov, sin embargo, en su Curso sobre El Quijote, reduce la grandeza de la obra solamente a la del personaje principal.En 2005 el Instituto Cervantes de Bucarest promovió una nueva traducción que corrió a cargo del hispanista rumano Sorin Marculescu.En Francia, Don Quijote no ejerció un influjo tan extenso como en Inglaterra o Rusia, aunque su impronta fue también generosa en grandes obras y autores del siglo xix y muchas naciones conocieron la obra a través de traducciones francesas o retraducciones a partir del texto en esta lengua.En 1932, Maurice Ravel y Jacques Ibert compusieron canciones según los poemas de Paul Morand titulados Don Quijote á Dulcinea.La escritora Monique Wittig, por otra parte, en su novela Le voyage sans fin (1985), reelabora el Quijote de Cervantes sustituyendo a caballero y escudero por dos mujeres.Hubo que esperar, sin embargo, hasta 1965 para ver publicada la obra completa, en una nueva traducción, esta vez del hispanista Abd al-Rahman Badawi, quien contextualizaba la novela en un intenso estudio preliminar.Referencias a Don Quijote aparecen con frecuencia en la obra de escritores como Nizar Qabbani, Naguib Surur, Yusuf al-Jal, Mahmud Darwish, Assia Djebbar, Badr Shakir al-Sayyab, Gamal al-Guitani y otros muchos.Siguió después la en cinco volúmenes de don Juan Antonio Pellicer (1797-1798), con abundantes notas y atenta a las variantes textuales.En 1907, bajo el título de Ostroumno-izobretatelny idalgo Don-Kijot Lamanchesky, salió la nueva traducción directa del español, hecha por la escritora María Watson (1853-1932).En la época soviética tuvieron lugar importantísimas traducciones, la primera en 1929-1932, versión completa a manos de los filólogos Grigori Lozinsky (1889-1942) y Konstantin Mochulsky (1892-1948).
Placa en el número 87 de la
calle Atocha
de
Madrid
colocada con motivo del tercer centenario del
Quijote
. El texto dice: «Aquí estuvo la imprenta donde se hizo en 1604 la edición príncipe de la primera parte de
El ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha
compuesta por Miguel de Cervantes Saavedra, publicada en mayo [
sic
] de 1605. Conmemoración
MDCCCCV
».
Segunda tirada de la primera edición de la primera parte, y primera edición de la segunda parte
La pastora Marcela en una ilustración de
Cecilio Pla
. Según algunas interpretaciones, este personaje femenino defiende su independencia en el seno de una sociedad patriarcal.
[
21
]
Zafarrancho de combate en la venta.
Escena de «
El curioso impertinente
»: un relato independiente que Cervantes inserta en la primera parte de la novela.
Hay un contraste entre los personajes. En el diálogo los personajes se escuchan y comprenden, don Quijote se
sanchifica
y Sancho Panza se
quijotiza
.