Heinrich Heine

[1]​ Heine conjura el mundo romántico —y todas las figuras e imágenes de su repertorio— para destruirlo.

Además concedió al idioma alemán una elegante sencillez que este nunca antes había conocido.

Heine fue tan amado como temido por su comprometida labor como periodista, crítico, político, ensayista, escritor satírico y polemista.

Heine sigue siendo hoy en día uno de los poetas del idioma alemán más traducidos y citados.

Hasta su fallecimiento, en 1844, el banquero sostuvo económicamente a Heinrich, aunque no acabara de comprender los intereses literarios del hijo de su hermano, como dijo en una ocasión: «Si hubiese aprendido algo bueno, no tendría que escribir libros».

Lo mismo ocurrió con su maestro en Bonn Ernst Moritz Arndt, cuya reaccionaria postura tomó a chacota Heine en diversas prosas y poemas.

Ahí se unió a las fuerzas armadas de la Landsmannschaft der Westfalen (hoy conocidas como Corps Hildeso-Guestphalia Göttingen).

Rahel y su esposo Karl August Varnhagen von Ense se mantuvieron como grandes amistades de Heine e incluso lo apoyaron en su carrera como literato, mientras mantenían buenas pláticas literarias y además Heine conocía más gente del círculo literario.

A principios de 1822 aparecieron en la librería Maurerschen sus Gedichte; en 1823 en la editorial Dümmler die Tragödien, nebst einem lyrischen Intermezzo.

A sus tragedias Almansor y William Ratcliff les había dado Heine un lugar especial; sin embargo se publicaron sin éxito alguno.

A principios de 1823 escribió en una carta a su amigo Immanuel Wohlwill: Auch ich habe nicht die Kraft einen Bart zu tragen, und mir Judemauschel nachrufen zu lassen, und zu fasten etc.[5]​ Dos años antes, el 28 de junio de 1825 decidió convertirse al cristianismo, y fue recibido en la Iglesia Protestante como preliminar a su Doctorado en Leyes en Göttingen.

Desde Francia colaboraba con revistas alemanas y escribía en francés informes sobre la situación de su patria nada condescendientes con sus gobernantes.

[6]​Simpatizante del socialismo utópico (Sansimonismo), perseguido por las autoridades y exiliado a causa de esas veleidades socialistas, pasó sus últimos ocho años de vida medio ciego y medio paralítico, en una cama, sobre cuatro colchones (se creía que padecía esclerosis múltiple o sífilis).

Tradujo al alemán el Quijote a partir de la traducción en francés del hispanista Louis Viardot.

Pocas horas antes de morir en París, como cuenta el hispanista Johannes Fastenrath en su La Walhalla... II, p. 526, dijo: «Dios me perdonará: es su oficio».

En su testamento prohibió expresamente que su cuerpo fuera trasladado a Düsseldorf, quiso ser enterrado en el cementerio parisino de Montmartre.

Betty Heine, madre de Heinrich Heine.
Amelie, prima y primer amor de Heine
Salomon Heine (1767-1844). Hasta su muerte apoyó el acaudalado tío a su sobrino Harry.
August Wilhelm Schlegel, quien acercó el romanticismo a Heine.
Tumba de Heine en el cementerio de Montmartre .
Reisebilder (1831)