Eulogio Florentino Sanz

[3]​ Después colaboró en las publicaciones Semanario Pintoresco, La Ilustración Española, El Mundo Nuevo, Las Novedades, La Iberia y El Museo Universal, publicaciones donde destacaba como crítico literario; fue redactor de La Patria y se cuenta que un soneto suyo que circuló manuscrito por Madrid preparó la revolución de 1854.

Eso lo condujo a tener poderosos valedores en política que lo llevaron a iniciar una carrera diplomática, en especial después de esta revolución, llamada Vicalvarada, por obra del gran poeta del Romanticismo gallego en español Nicomedes Pastor Díaz.

[4]​ Es más, le ofrecieron múltiples cargos diplomáticos de los que fue dimitiendo: en 1859 renunció a un cargo diplomático en Brasil; en 1868 renunció también al cargo de ministro plenipotenciario en Tánger que le proporcionó su amigo Juan Valera, subsecretario del Ministerio de Estado entonces, quien no quería verlo en la miseria.

Pero lo aceptó cuatro años después y allí estuvo hasta 1874, habiéndose casado en Cádiz (mayo de 1873) con doña Consuelo Sierra, que le sobrevivió.

Gracias a su estancia en Berlín (1854-1856) como secretario de la legación diplomática española, pudo conocer la literatura alemana, en particular a Goethe, y traducir a Heinrich Heine, con lo que influyó poderosamente en la lírica de Gustavo Adolfo Bécquer y, por tanto, en el fundamental cambio de rumbo en la lírica española que representó.