Gustavo Adolfo Bécquer

[7]​ Con Guillermo la familia alcanzó su mayor apogeo económico y sus hijos entraron en órdenes militares o consiguieron tener cargos en la Inquisición.

[8]​ Los Bécquer perdieron estatus social en el siglo XVIII y en las primeras décadas del XIX.

[10]​ El primer familiar artista fue Juan José Bécquer, grabador activo a finales del siglo XVIII.

[18]​ En San Telmo, coincidió que entonces era profesor un discípulo del poeta Alberto Lista, Francisco Rodríguez Zapata.

[23]​ Por esta etapa, Valeriano y Gustavo pasaron a estar bajo la protección de su pariente,[32]​ Joaquín Domínguez Bécquer.

En 1848 Gustavo entró en la Escuela de Bellas Artes, situada entonces en el interior del Museo Provincial.

[33]​ Joaquín llegó a decirle: "Tú no serás nunca un buen pintor, sino un mal literato".

[47]​ En sus inmediaciones se colocó un monumento con un busto de Bécquer realizado en 1967 por el escultor Antonio Illanes Rodríguez.

También le trajo a Gustavo una carta de presentación del abogado Juan José Bueno, muy bien relacionado en Sevilla y Madrid.

[53]​ En 1859 escribió que su sensación al llegar a Madrid fue muy negativa: "me encontré solo en el mundo".

En 1861 escribió: "Madrid, sucio, negro, feo como un esqueleto descarnado, tiritando bajo su inmenso sudario de nieve".

Bécquer, García Luna y Nombela formaron un trío de jóvenes escritores que escribían por encargo.

[55]​ En Madrid, Bécquer también reanudó su amistad con el funcionario Federico Álcega, al que conocía de San Telmo.

Los reyes aceptaron encabezar la lista de suscriptores y adquirir unos cuantos ejemplares para la biblioteca real.

Pasaron más veces por la misma calle y pudieron contemplarlas de nuevo en el balcón.

[80]​ Según el escritor Eusebio Blasco, Bécquer idealizaba a Julia y se enamoró de ella, aunque este amor no fue correspondido.

El encargado de las críticas musicales y teatrales del periódico en esta época era Bécquer.

[98]​ Bécquer era del ala más conservadora de los moderados, que estaba liderada por Luis González Bravo, y entre ambos se fraguó una buena amistad.

Buena parte de su portada tenía un dibujo del republicano Francisco Ortego donde aparecía una señora dando órdenes a los ministros.

Bécquer, Nombela y otros escritores se reunieron para ello en el Ateneo de Madrid.

Para la publicación La Discusión, el proyecto de la sociedad fracasó por haber metido mano en ella González Bravo.

Esta estaba en el segundo piso del número 7 (hoy 25) de la calle Claudio Coello.

Pero una notable porción de líricos se resistió a sumarse a esa corriente, y además hallaban vacía y retórica la poesía de la lírica esproncediana, la del apogeo romántico, que aún encontraban cultivada con gusto general en autores como José Zorrilla.

Iglesias Figueroa recogió en tres tomos Páginas desconocidas (Madrid: Renacimiento, 1923), con otra porción sustancial del corpus becqueriano.

Manuel Altolaguirre afirmó que la poesía de Bécquer es la más humana del Romanticismo español.

Pero Bécquer meditó profundamente sobre la poesía e intentó reflejar el concepto inasible que tenía de la misma en las Cartas literarias a una mujer, en forma de un largo comentario a la Rima XXI, concluida en el verso «poesía eres tú».

Un tú que podía ser también dañoso y cruel, como demuestra la rima descubierta por José María Díez Taboada (véase bibliografía): Los modelos poéticos de Bécquer fueron varios; en primer lugar, Heine; W. S. Hendrix señaló además a Byron, y Dámaso Alonso a Alfred de Musset; también al conde Anastasius Grün, y a sus amigos poetas españoles, en especial Augusto Ferrán.

Bécquer y sus Rimas son el umbral de la lírica en español del siglo XX.

[177]​[178]​ Compositores del siglo XIX como Gabriel Rodríguez Benedicto y Tomás Bretón pusieron música a algunas de sus Rimas.

Y son solo unos cuantos, entre los que cabe citar también a Joaquín Turina, Enrique Granados, Isaac Albéniz, Jesús Guridi, Federico Mompou, Antón García Abril...[180]​

Casa natal de Gustavo Adolfo Bécquer en la calle del Conde de Barajas de Sevilla. En 1887 se colocó la lápida conmemorativa de la fachada. [ 14 ]
Billete de 100 pesetas (1965) con la efigie de G. A. Bécquer.
Daguerrotipo de Gustavo Adolfo Bécquer, por Jean Laurent (hacia 1865).
Gustavo Adolfo Bécquer en su lecho de muerte, de Vicente Palmaroli . Se trata de un apunte del natural, sin detallismo pero muy expresivo. [ 160 ]
Bécquer en su lecho de muerte, dibujo de José Casado del Alisal en La Ilustración de Madrid .
Tumba de los hermanos Valeriano y Gustavo Adolfo Bécquer. Panteón de Sevillanos Ilustres de la Iglesia de la Anunciación de Sevilla.
Cenotafio dedicado a Gustavo Adolfo Bécquer junto al río Guadalquivir . Parque del Alamillo , Sevilla.
Monumento en la glorieta de Bécquer , en el parque de María Luisa , obra de Lorenzo Coullaut Valera . Fue inaugurado el 9 de diciembre de 1911. [ 171 ]
Monumento a Gustavo Adolfo Bécquer en Trasmoz (Zaragoza). Obra de Luigi Maráez.
Uno de sus dibujos de la serie Les morts pour rire: Bizarreries . En el Segundo álbum , conservado en la Biblioteca Nacional de España de Madrid . [ 172 ] [ 173 ]