La localidad ha dado lugar a leyendas sobre brujas y aquelarres, alguna de las cuales fue recreada por Gustavo Adolfo Bécquer.
[3] Es el único pueblo español oficialmente maldito y excomulgado por la Iglesia católica, cuya excomunión no ha sido revocada todavía.
Parte de su término municipal está ocupado por el parque natural del Moncayo.
Esto significaba que no se les permitía confesarse ni tomar los santos sacramentos en la Iglesia católica.
En 1511, con el permiso explícito del papa Julio II, la Iglesia lanzó una maldición sobre la aldea.
Se entonó el Salmo 108, la herramienta más poderosa que posee la Iglesia para pronunciar una maldición.
El castillo se quemó hasta los cimientos en 1520 y permaneció en ruinas durante siglos.