Romanticismo

El Romanticismo es un movimiento cultural que se originó en Alemania y en Reino Unido a finales del siglo XVIII como una reacción contra la Ilustración y el neoclasicismo, confiriendo prioridad a los sentimientos frente la razón.El Romanticismo pasó a significar esta nueva experiencia de mundo.[3]​ Su característica fundamental es la ruptura con la tradición clasicista basada en un conjunto de reglas estereotipadas.Debido a que el Romanticismo es una manera de sentir y concebir la naturaleza, así como a la vida y al ser humano mismo, se presenta de manera distinta y particular en cada país donde se desarrolla, e incluso dentro de una misma nación, se manifiestan distintas tendencias, proyectándose ello también en todas las artes.Se desarrolló en la primera mitad del siglo XIX, extendiéndose desde Inglaterra y Alemania hasta llegar a otros países europeos.En todo caso parece que la primera aparición documentada del término se debe a James Boswell a mediados del siglo XVIII, y aparece en forma adjetiva, esto es, romantic con el significado de «pintoresco», «sentimental».[4]​ Este término hace referencia al criterio estético de lo sublime o inefable, aquello que no se puede expresar con palabras.La difusión del término es irregular por países; en 1815 en España podemos encontrar «romancesco» junto a romántico, estabilizándose el segundo ya en 1818.Un aspecto del influjo del nuevo espíritu romántico y su cultivo de lo diferencial es el auge que tomaron el estudio de la literatura popular (romances o baladas anónimas, cuentos tradicionales, coplas, refranes) y de las literaturas en lenguas regionales durante este periodo: la gaélica, la escocesa, la provenzal, la bretona, la catalana, la gallega, la vasca...Este auge de lo nacional y del nacionalismo fue una reacción a la cultura francesa del siglo xvii, de espíritu clásico y universalista, difundida por toda Europa mediante Napoleón.Según Schlegel, se debe infundir vida y sociabilidad a la poesía e infundir poesía a la vida y la sociedad, conferir carácter poético al ingenio, llenar y satisfacer las formas del arte con buenos elementos culturales de todo tipo, animando a estas formas con las vibraciones del humor,[5]​ como lo hace la sátira.En Alemania, la deriva reaccionaria, que incluía una invitación a regresar a la Edad Media, también se dejó sentir en la obra de algunos de sus máximos inspiradores teóricos, como los hermanos August Wilhelm y Friedrich Schlegel, aunque su paroxismo se encontraría en el opúsculo La cristiandad o Europa (1799) del poeta alemán Novalis, tal como prontamente advirtió el poeta posromántico Heinrich Heine en La escuela romántica (1836).Los románticos amaban la naturaleza frente a la civilización como símbolo de todo lo verdadero y genuino.Destaca la obra de dos autores franceses: Jean-Baptiste Carpeaux y François Rude.[11]​ En la prosa, incluso el género didáctico pareció renovarse con la aparición del cuadro o artículo de costumbres.De forma diferente a la Ilustración dieciochesca, que había destacado en los géneros didácticos, el Romanticismo sobresalió sobre todo en poesía y teatro.También hubo un extraordinario desarrollo del género canción con poesía tradicional, popular y nacional.
La libertad guiando al pueblo (1830), una obra maestra de Eugène Delacroix , en la que el pintor canta a la Revolución de 1830 y es una de las más representativas del romanticismo francés.
Saturno devorando a su hijo , una de las Pinturas negras de Goya , realizada durante el Trienio Liberal (1820-1823), y que, bajo una capa mitológica, alude a la famosa frase de Vergniaud poco antes de ser guillotinado: «La Revolución devora a sus propios hijos».