Su padre, rico mercader, le hizo estudiar farmacia.
Carl comenzó a pintar en forma autodidacta después de una enfermedad, copiando los trabajos de los maestros flamencos.
Sus primeras obras propias fueron contribuciones a revistas satíricas.
Más tarde, Spitzweg visitó los centros artísticos europeos, donde estudió la obra de varios artistas y refinó su técnica y estilo: en sus viajes visitó Praga, Venecia, París, Londres y Bélgica.
Sus últimas obras son casi todas retratos humorísticos y excéntricos.