Max Aub

La madre, aunque nacida en París, provenía de Sajonia por sus padres, y pertenecía a la alta burguesía, tenía aficiones artísticas e inclinación por las antigüedades.

Max Aub residió en Francia hasta que al estallar la Primera Guerra Mundial en 1914 su familia tuvo que trasladarse a España y se instaló en Valencia, pues su padre, ciudadano alemán, no podía continuar en tierras francesas; Max aprendió el castellano en un tiempo muy corto, declarando, años después, que no podría escribir en otra lengua.

Un año después, en 1918, comenzó sus estudios primarios en la Escuela Moderna primero y en la Alianza Francesa, a lo que siguió la enseñanza secundaria en el Instituto Luis Vives de Valencia.

Esta actividad le permitió viajar mucho, especialmente por Cataluña donde, en 1921, conoció en Gerona al novelista Jules Romains, quien influyó en su quehacer literario con su teoría del unanimismo; durante ese periodo se suscribió a diversas revistas francesas (entre ellas La Nouvelle Revue française desde 1918), y también a algunas italianas y belgas.

Desde 1922 empezó a pasar en Barcelona cuatro meses al año y asistió a tertulias como la de López Picó, Joan Salvat-Papasseit, Esclasans, y Sebastià Gasch; según su biógrafo Ignacio Soldevila, «hablaba valenciano correctísimamente, tanto en la variedad valenciana como en la catalana».

Por entonces compaginaba la actividad comercial con la literaria y se inició en el teatro vanguardista con obras como El Desconfiado Prodigioso (1924), Espejo de Avaricia (1927) o Narciso (1928); a esa época pertenece asimismo la novela Luis Álvarez Petreña (1934), publicada inicialmente por entregas en la revista Azor.

En Valencia dirigió el grupo teatral universitario El Búho, a cargo hasta entonces de Luis Llana Moret.

No pudo regresar a Europa hasta 1956 y a España no volvió hasta 1969, por primera vez después del exilio, en lo que fue un reencuentro agridulce del que dejó testimonio en su punzante dietario La Gallina Ciega (1971).

En México escribió la mayor parte de sus obras entre las que destaca un ciclo compuesto por seis novelas sobre la guerra civil española, cuyo título general es El laberinto mágico.

Es su obra cumbre y está formada por Campo cerrado (1943), que evoca su adolescencia en Castellón y Barcelona, escrita en París durante 1939; Campo de sangre (1945), donde ya describe en toda su crudeza la Guerra Civil; Campo abierto (1951), novela mucho más tradicional y galdosiana; Campo del moro (1963), que informa sobre los estertores del régimen republicano en el Madrid del coronel Casado y del catedrático Julián Besteiro, a punto de ser entregado a las tropas franquistas tras liquidar a los comunistas.

Esta fue la primera novela del ciclo que se editó en España (1969), impresa en Barcelona aunque publicada por la Editorial Andorra con sede en el Principado.

Su cuerpo y el de su esposa Perpetua Barjau Martín fueron enterrados en el Panteón Español, ubicado en la misma ciudad.

Sigue en esta línea Versiones y Subversiones (1971) y su libro póstumo Imposible Sinaí (1982), donde reúne en torno a la Guerra de los Seis Días árabe-israelí (1967) unos poemas que denuncian toda guerra en general a la vez que intentan comprender lo sucedido.