Nacido en Zaragoza, vivió en Pamplona entre 1939 y 1959, de los cuatro a los veinticuatro años.
Cerrada esta publicación, pasó a la revista Aulas como director y luego al semanario SP.
A finales de los años sesenta ejerció la crítica en suplemento cultural, dirigido por Pablo Corbalán, del diario Informaciones de Madrid, transformándose en uno de los más prestigiosos, envidiados y temidos críticos literarios del país; luego fue corresponsal del periódico (1975-1977) en París, donde se enamoró de la cultura francesa y de Jacqueline, su futura esposa, con la que posteriormente colaboró traduciendo diversos títulos del francés.
Durante una época ejerció el oficio en la efímera empresa de El Sol y en ABC, volviendo nuevamente al periódico El País, donde publicó tanto en la sección de "Opinión" como en el suplemento literario Babelia.
Hubo un gran movimiento, presuntamente popular, para impulsar su candidatura a la Real Academia Española, que no logró su propósito.