El mismo año de su publicación, su autor recibió por esta obra el Premio Médicis.
Adicionalmente, el autor se permite algunas excepciones a la regla, las cuales también son fomentadas por Oulipo, bajo el nombre de clínamen.
[5] El libro abunda en juegos de palabras tales como hipogramas o sutiles bromas personales relacionadas con el grupo.
[15] Tal y como lo define explícitamente su autor, este libro está estructurado como un rompecabezas:[1]
El libro comienza con un «Preámbulo», donde el autor habla sobre el arte de hacer y completar rompecabezas.
De este modo, cada estancia tiene asociada un capítulo diferente, y solo se describe en todo el libro una única vez.
Así, cada capítulo tiene un par (a,b) asociado, lo que significa incluir en dicho capítulo a elementos de la primera lista, y b elementos de la segunda lista.
[24] Finalmente, antes del índice, se incluye un post scriptum donde el autor señala que en el libro se utilizan diversas citas, a veces modificadas, de los siguientes autores:[25] La novela cuenta las vidas presentes y pretéritas —incluso en ocasiones fugazmente futuras— de las numerosas personas que habitan o han habitado un antiguo edificio parisino, ubicado específicamente en la calle Simon-Crubellier número 11 del barrio de la Plaine Monceau, en el distrito 17.
Los edificios de la manzana, todos semejantes, fueron construidos sin mucha imaginación por un arquitecto y su hijo.
[113] Entre otras obras que la preceden también se pueden mencionar la Biblia, Don Quijote de la Mancha, La comedia humana y En busca del tiempo perdido.
El escritor francés Michel Butor, por su parte, ya había escrito una novela, experimental y teórica, titulada Pasaje Milán N.º 15 (1954) en la que se describe la vida de un inmueble parisino.
[2] Las más de cien historias principales que figuran en la novela pertenecen a variados subgéneros narrativos.
[2] Túa Blesa hace constar que en cada caso, el narrador da a conocer tanto las fuentes primarias como secundarias de su investigación.
[114] Para el crítico Adolfo Vásquez Rocca, el libro se configura como un «catálogo», cuyos objetos, lugares y sucesos determinan la biografía de cada personaje, así como su lugar en la trama.
[115] Para el crítico Alberto Ruiz de Samaniego, en esta novela el espacio triunfa por sobre el tiempo.
[nota 10] La obra de Bartlebooth es también claramente contemporánea, al ser el mecanismo de su proyecto artístico más interesante que sus cualidades plásticas, y también por su actitud nihilista que ilustra lo gratuito y vano del arte.
[3] En una encuesta realizada por el periódico francés Le Monde, fue elegida como la mejor novela de la década 1975-1985,[1] y en un masivo sondeo realizado en 1999 por dicho periódico junto a la empresa Fnac, fue elegido uno de los 100 libros del siglo.
[1] Para el distinguido informático teórico Donald Knuth, se trata posiblemente de la mejor novela del siglo XX.
[120] La obra de Bartlebooth narrada en el libro influyó en el trabajo del artista conceptual Wim Delvoye.
[15] En el ámbito cultural en español ha influenciado a escritores como Raúl Ruiz, Fernando Arrabal, Enrique Vila-Matas, Diego Moldes o Margo Glantz,[121] Roberto Bolaño,[122] entre otros.