Gradualmente se le catalogó como un autor distinto, que creaba películas cada vez más creativas, surrealistas, irónicas, oníricas y experimentales.
El filme se basaba en un hecho real: la muerte por asfixia de un obrero en Concepción, que trabajaba como nochero de una antena gubernamental que interfería la señal del opositor Canal 13, el cual no contaba con autorización oficial para transmitir en esa parte del país.
Alcanzó notoriedad internacional a principios de los años 1980 con películas como El territorio (1981), Las tres coronas del marinero (1983), con guion suyo, y La isla del tesoro (1985), basada en la novela homónima de Robert Louis Stevenson.
Posteriormente, realizó otros filmes originales como La soledades (1992), Tres vidas y una sola muerte (1995), con Marcello Mastroianni, Genealogías de un crimen (1996), con Catherine Deneuve y Michel Piccoli (el novelista Patrick Modiano aparece en una escena).
Su penúltimo largometraje, Misterios de Lisboa (que se estrenó en 2010), fue ampliamente elogiado;[7] es una película de cuatro horas y media basada en el largo relato novelesco, homónimo, del escritor portugués Camilo Castelo Branco; en 2011 apareció una versión más larga, en seis partes, para la televisión.
De manera que incursionó indistintamente en producciones de bajo presupuesto, películas para televisión, miniseries y largometrajes de gran producción, en los que dirigió a grandes estrellas europeas y norteamericanas, como John Malkovich, Daryl Hannah, Marcello Mastroianni, Jean Reno, William Baldwin, Emmanuelle Béart, Martin Landau, Isabelle Huppert, Catherine Deneuve, John Hurt, Jim Jarmusch o Marisa Paredes.
Por otra parte, utilizó textos de muy diversos autores, incluyendo a grandes autores europeos, desde Camilo Castelo Branco, Honoré de Balzac y Marcel Proust, hasta Kafka, Jean Giono o Klossowski.
Entre los textos que adaptó o citó en sus películas se encuentran obras de: Federico Gana, Mariano Latorre, Joaquín Edwards Bello, Diego Dublé Urrutia, Romeo Murga, Hernán del Solar, Gabriela Mistral, Enrique Lafourcade, Alejandro Sieveking, Violeta Parra, entre otros.
En 1983 la revista francesa Cahiers du Cinéma, referente de la vanguardia cinematográfica francesa, le dedicó un número especial a Ruiz, lo que da una idea del tipo de repercusión internacional que alcanzó como artista.
[11][12] Obtuvo en 1986 el Premio Mejor Cineasta del Año otorgado por el Festival de París.
En sus páginas aparece continuamente su sentido del humor, su distanciamiento amable, su gran inteligencia, su complejidad mental, su afán indagador en las "realidades".
Rechaza, por ejemplo, que la producción de un film, como le decía un austriaco, siga la secuencia concepto-preparación-ejecución: "no, primero ejecución, luego preparación, luego re-ejecución, después re-preparación; así varias veces y al final (con suerte), concepto".