En la narrativa pura suele dominar la tercera persona (él, ella,ellos, ellas), aunque también la hay menos pura en segunda persona (novela epistolar) o en primera (novela picaresca, falsa autobiografía) o mixta (por ejemplo, La muerte de Artemio Cruz de Carlos Fuentes, novela escrita en primera, segunda y tercera personas).
En ella dominan los tiempos verbales pretéritos o pasados (especialmente los perfectos, que son los que hacen avanzar la acción, aunque también los imperfectos, que la evocan o describen), en ella el autor suele esconderse bajo la máscara de un narrador de distintos tipos (partícipe, omnisciente, etc.) y posee una extensión bastante larga, por lo general.
Más excepcionalmente puede usarse el arte menor (Martín Fierro, de José Hernández).
Dicho modelo se basa en considerar el fenómeno narrativo como un tipo particular del proceso comunicativo.
Hasta aquí, estos modelos emergen del pensamiento analógico y deductivo.
En cambio, existe otro modelo que tiene una lógica diferente: Este modelo sigue una lógica inductiva y parte del análisis de los textos narrativos para inferir los indicadores significativos y los criterios que posibiliten la construcción de hechos observables.