Durante aquella época le realizó una importante entrevista a Edmond Jabès (recopilada en Pista de despegue).
En 1995 escribió y codirigió con el director Wayne Wang las películas independientes Cigarros y Humos del vecino, a partir de su relato «El cuento de Auggie Wren».
Regresó a la novela con Tombuctú (1999), El libro de las ilusiones (2002), La noche del oráculo (2004) y con Brooklyn Follies (2005).
Auster fue un defensor de las libertades y se negó a visitar países «que no tienen leyes democráticas».
[7] Auster es, por excelencia, el escritor del azar y de la contingencia.
Debido a que no cree en la causalidad, Auster persigue en lo cotidiano las bifurcaciones surgidas por errores o acontecimientos aparentemente anodinos.
Esto último sucede en La trilogía de Nueva York, en La música del azar y, sobre todo, en Leviatán, en especial en su escena central.
[8][9] En sus inicios, Auster fue influido por varios autores, algo de lo que él mismo ha hablado al respecto: