Brigadas Internacionales

La mayoría no eran soldados, sino trabajadores reclutados voluntariamente por los partidos comunistas (Comintern) o veteranos de la Primera Guerra Mundial.

En tercer lugar, es destacable la incorporación a las filas del bando republicano de los participantes en las olimpiadas populares.

Precisamente, el atleta austriaco Mechter, que murió durante el 19 de julio, es considerado el primer brigadista caído en combate.

Numerosos extranjeros no se integraron en las brigadas debido, principalmente, a discrepancias políticas, ya que las Brigadas empezaron a ser organizadas y promovidas por el Partido Comunista Francés (de donde salieron los primeros oficiales brigadistas), lo cual causaba que extranjeros de filiación socialistas, anarquistas, o marxistas ajenos al comunismo, prefirieran enrolarse en otras unidades.

Las movilizaciones en favor del reclutamiento para las Brigadas Internacionales se extendieron por toda Europa y luego por Estados Unidos, pero en países como Alemania e Italia se identificaron como el primer paso para combatir al fascismo y al nazismo, que ya habían establecido dictaduras en ambos Estados.

También hubo un pequeño grupo de pilotos estadounidenses que formaron el Escuadrón Yankee, liderado por Bert Acosta.

Hubo brigadistas famosos, escritores y poetas como Ralph Fox, Charles Donnelly, John Cornford o Christopher Caudwell que describirían sus experiencias en el frente.

El historiador hispanista inglés Hugh Thomas, en su obra clásica sobre la guerra civil española cifró el número de brigadistas que combatieron en España en unos 40 000, muy lejos de los 100 000 que daba la propaganda franquista para hinchar la influencia del Comunismo Internacional.

También participó en la contención de la ofensiva rebelde y capturó prisioneros, manteniendo enfrentamientos hasta el día 27 inclusive.

En el escenario se encontraron combatiendo la XI y XII Brigadas Internacionales, que sufrieron gran cantidad de bajas.

Los escasos resultados obtenidos por el bando republicano y la desconfianza del ministro socialista Indalecio Prieto hacia las Brigadas ocasionó que, poco después de acabada la lucha en Belchite, el gobierno republicano emitiera diversos decretos destinados a integrar a las Brigadas dentro del esquema organizativo del Ejército Popular Republicano, restando poder de decisión a la Comintern y al PCE, y tratando de encuadrar a los brigadistas bajo mando directo de militares profesionales españoles.

Los internos con rasgos asiáticos, mulatos o africanos eran fotografiados y ridiculizados en los diversos reportajes propagandísticos del fascismo que se filmaron allí.

La propuesta de retirar las Brigadas llegó al bando sublevado, si bien Franco comunicó "oficiosamente" que era tarde ya para cualquier acuerdo con el bando republicano, en tanto las tropas rebeldes contaban con una situación militar mucho más ventajosa tras su triunfo en Aragón.

El Ejército Popular les brindó en esa ciudad un gran homenaje bajo el lema: Caballeros de la libertad del mundo: ¡buen camino!

Formalmente eran expulsados de España, pero, o serían detenidos en sus países al regreso debido que en ellos gobernaban el fascismo y el nazismo, o bien se arriesgaban a la cárcel porque habían salido sin autorización para servir en un ejército extranjero, o porque sus respectivos gobiernos perseguían a los militantes comunistas, por lo cual muchos brigadistas debieron marchar como exiliados a terceros países.

Inicialmente el primer ministro Negrín rechazó este apoyo, pero los antiguos mandos brigadistas (como André Marty) y los líderes del PCE instaron a que los exbrigadistas aún ubicados en España tomaran de nuevo las armas.

También destacaron los contingentes de Italia (4000),[16]​ los 2500 británicos, 2000 estadounidenses, 1700 yugoslavos, 1800 Mexicanos, 1200 canadienses, 800 cubanos y 600 argentinos.

También se enrolaron en menores cantidades voluntarios de países como Perú,[17]​ Bolivia,[18]​ Abisinia, Polonia, Bélgica, Albania, Checoslovaquia, Hungría, Bulgaria, Suecia (500), Suiza, Países Bajos, Rumania, Colombia, China, Japón, Chile, Brasil, Uruguay, Argelia, Siria, Líbano, Irak, Egipto, Marruecos, Palestina y Nueva Zelanda.

En general, estos voluntarios habían sido previamente militantes comunistas y anarquistas, con poca o nula conciencia hebrea, pero también se dieron casos de unidades específicamente judías, como la Unidad judía Botwin (anteriormente denominada 2.ª Compañía del Batallón Palafox).

[20]​ Los brigadistas procedían de muy diferentes estratos sociales, desde intelectuales a trabajadores manuales, pasando por militares retirados o soldados veteranos.

La filiación de los brigadistas no comunistas era muy variada también: iba desde el socialismo hasta el anarquismo, pasando por todas las formas del progresismo antifascista o socialdemócratas.

La única excepción a este control comunista ocurrió en el Batallón "Garibaldi", donde la Comintern permitió que los reclutas italianos fueran dirigidos por oficiales anarquistas.

Por dar algunos ejemplos se podrían citar los nombres del alemán Willy Brandt, que sería alcalde de Berlín y luego canciller de Alemania, el intelectual neerlandés Jef Last, el militar húngaro Kleber, el pintor mexicano David Alfaro Siqueiros, el general polaco Walter, el presidente yugoslavo Tito (la participación de este último ha sido bastante discutida), y otros muchos alemanes que llegarían a ocupar importantes cargos en la República Democrática Alemana.

Otros que se suman al primer órgano de dirección son los militantes comunistas Allard, Wisniewski, Hans Kahle, Jean Marie François, Lalmanovic o Ribiere.

Los jefes en un principio fueron elegidos por los propios voluntarios, pero más tarde la elección pasó a hacerse en función de las necesidades, aunque la Comintern pronto logró imponer que todos los oficiales (y candidatos a serlo) fueran militantes comunistas.

Se formaron siete brigadas, llamadas XI, XII, XIII, XIV, XV, 129.ª y 150.ª; Cada brigada se dividía a su vez en tres batallones (salvo en algunos casos en los que había cuatro) que en un principio rondaban los 650 hombres cada uno.

Estos batallones recibían nombres con un claro contenido político, como Garibaldi o Commune de París.

Las diferencias entre las fuerzas políticas y el conflicto en Cataluña con el POUM la hicieron poco efectiva, debiendo ser reorganizada en febrero de 1938.

Quizá menos conocidas aunque más legendarias fueron las mujeres brigadistas, entre las que cabría recordar los nombres de Felicia Browne, Fanny Edelman, Mika Feldman, Tina Modotti, Elisaveta Párshina, Salaria Kea O'Reilly, Adelina Kondrátieva o Lise Ricol.

[26]​ Otro monumento a los brigadistas en España puede verse desde 2012 en la Universidad Complutense de Madrid, aunque está en entredicho que se mantenga.

Manifestación antifascista en Londres recogida en primera página por el diario La Vanguardia del 11 de septiembre de 1936.
Los brigadistas irlandeses Frank Ryan (izquierda) y John Robinson de la columna Connolly , integrada en el Batallón Lincoln .
prisioneros interbrigadistas haciendo el saludo fascista, Cardeña 1938
Reorganización de las Brigadas Internacionales entre mayo y julio de 1938. [ 13 ]
Interbrigadistas de la XI Brigada Internacional descansando en una retaguardia.
Miembros de las Brigadas Internacionales en la zona de Guadalajara en 1937.
Bandera del Batallón italiano "Garibaldi" - 12 Brigada Internacional
Sello de correos de la RDA en homenaje a los brigadistas.