Se considera guarnición a todos los elementos de la espada que sirven para sostenerla o para proteger a la mano o manos que la empuñan, así como a la fabricación o arreglo de sillas de montar de caballería, albardas y aparejos: las monturas para los caballos y las albardas y aparejos (para montar los animales) para asnos y mulos.
Se suelen usar otros materiales además del cuero, como la lona, lanas gordas denominadas estambre con las que se elaboran las guarniciones o dibujos sobre las monturas o aparejos e hilos de colores.
La persona que se dedica a la guarnicionería recibe el nombre de guarnicionero o talabartero.
[1] La palabra talabartería tiene su origen en el término Talabarte, cinturón con tiros para llevar colgada la espada o sable; la talabartería es la tienda o taller de talabartero y el talabartero, la persona que hace correas, sillas de montar, etc. (Gran diccionario, 1981; 3643).
[2] Así encontramos verdaderos maestros en el arte de la transformación de una pieza de cuero sin ninguna forma salvo la del animal, con la aplicación del talento y trabajo la cambian por un objeto útil o estético con mayor valor en el mercado.