La actividad económica se concentra en los sectores del turismo, el comercio y la administración (tanto pública como privada).
Las dos radas están separadas por un dique diseñado en el siglo XIX y construido por presidiarios.
Es aquí también donde estuvo emplazado el popular balneario del siglo XIX de Tamaris, proyectado por Michel Pacha y frecuentado por George Sand y Frédéric Chopin, entre otros, así como el lugar donde comenzaron su carrera los tres pioneros franceses del submarinismo: Philippe Tailliez, Jacques-Yves Cousteau y Frédéric Dumas.
Telo, Tholon, Tolon, Touloun, lugar escala de los barcos comerciales, se dedicaba a proteger este emplazamiento excepcional, frecuentemente saqueado por piratas y sarracenos.
Se construyó una cárcel; los condenados dormían sobre viejos barcos y trabajaban la tierra durante el día (no todos estaban encadenados) y otros, sometidos a penas más severas, eran enviados como remeros a las galeras reales, destino de mortalidad muy elevada.
Durante el siglo XIX, Tolón acoge mucha inmigración italiana, así como numerosos corsos, debido al desarrollo industrial y naval.
Después de la guerra, el puerto, arrasado, necesita ser reconstruido, al igual que muchos otros edificios.
Alrededor del casco antiguo, un tanto deteriorado, se alzan nuevos barrios de viviendas sociales.
Fueron los pescadores quienes pusieron el apodo, algo que contribuyó a asentar la mala reputación de la ciudad en los años 1950.
En el siglo XXI, Tolón busca el mejorar su imagen y potenciar su importancia regional mediante una revalorización de su casco antiguo, una mejora en las infraestructuras de comunicación y un desarrollo económico.
Al igual que otras ciudades del sur de Francia, a Tolón le afectó poco la Revolución industrial.
Su desarrollo económico se vio propiciado principalmente por el turismo, el comercio y las actividades relacionadas con la construcción.
No obstante, la ciudad sigue dependiendo de la actividad militar existente desde principios del siglo XVI.
Desde 1834, la ciudad acoge a numerosos artistas como Joseph Méry, que quedó prendado de ella.
En la segunda mitad del siglo XIX, Tolón cambia de cara y su actividad turística también.