Una armada combinada franco-española al mando de Juan José Navarro combatió contra la flota mediterránea británica bajo el mando del almirante Mathews en un combate de resultado indeciso.
En la fecha de la batalla la armada británica dominaba el Mediterráneo occidental e impedía que desde España se enviasen refuerzos por mar al centro de Italia, donde España combatía contra austríacos y sardos.
La principal fuerza naval española, 12 navíos al mando del almirante Juan José Navarro, se hallaba bloqueada en Tolón.
[9] A pesar del resultado poco claro, la batalla fue celebrada como un triunfo en España.
[19] En aquel entonces las campañas españolas en la región sólo podían progresar gracias al envío de tropas a través de la frontera francesa, pues la flota británica controlaba el Mediterráneo, mientras una escuadra española al mando del almirante Juan José Navarro —que debía apoyar las operaciones— se hallaba bloqueada en Tolón desde finales de 1742.
Aunque las órdenes del almirantazgo recomendaban no hacerlo hasta que las dos flotas estuvieran alineadas, la decisión de Matthews fue correcta.
[26] A la una del mediodía, mientras la vanguardia franco-española se hallaba sin oponente, la vanguardia británica se batía con el centro francés y la división de Matthews hacía lo propio con la retaguardia al mando de Navarro.
[28] Esta acción fue muy criticada por el segundo capitán del Real Felipe, Lage de Cueilly, quien aseguró que la pérdida del Poder se debió a la defección de los tres navíos españoles.
A bordo del británico murieron 42 hombres, entre ellos su capitán, y resultaron heridos 121.
El navío llegó a cruzar la línea franco-española, recibiendo múltiples impactos y siendo descrito posteriormente como "un perfecto naufragio".
[30] El Real Felipe quedó fuera de combate y prácticamente silenciado.
[32] Sus bajas ascendieron a 47 muertos, entre los cuales figuraba su capitán, Nicolás Gerardino, y 239 heridos, uno de ellos el almirante Navarro, cuya valentía los británicos reconocieron.
[32] Desde el Real Felipe se puso a la mar una lancha llena de hombres para interceptarlo.
[2] Aunque según los parámetros que estimó más aceptables, la opinión pública de Gran Bretaña consideró que la batalla había terminado victoriosamente para su flota,[14] se mostró por otro lado muy insatisfecha, pues Matthews había desaprovechado la oportunidad de lograr un triunfo completo.
[14] En la literatura inglesa la batalla fue y ha sido vista desde diferentes puntos de vista, desde combate de resultado indeciso[8][38] a un fracaso estratégico[10] o un fiasco,[39] o como una victoria menor.
[14] En los meses que siguieron a la batalla, el almirante británico y Richard Lestock se enzarzaron en un intercambio de recriminaciones, acusándose mutuamente de haber impedido con sus acciones una victoria decisiva.
[14] El veredicto del tribunal fue muy controvertido y es tenido generalmente por injusto: Lestock fue absuelto de todos los cargos que pesaban sobre él mientras que Matthews fue declarado culpable por suspender la persecución y destituido.
Una escuadra española que llevaba dos años bloqueada en un puerto francés había conseguido escapar y regresar a España.