Rafael Tegeo

Allí se educó en la pintura neoclásica de la mano del alicantino José Aparicio.En estos mismos años recibe importantes encargos del infante Sebastián Gabriel, para el que realiza varias obras, tanto religiosas como mitológicas, Antíloco lleva a Aquiles la noticia del combate sobre el cadáver de Patroclo (colección particular) y Diomedes, asistido por Minerva, hiere a Marte (Museo de Bellas Artes de Murcia).Famoso en su tiempo, Tegeo fue la víctima perfecta, durante los años siguientes, de los prejuicios del gusto de historiadores del arte y coleccionistas, que relegaron su figura hasta caer en el olvido.Sus compromisos políticos con el Liberalismo tiñeron su nombre y su actividad creativa, lo que le convirtió también en un temprano ejemplo de artista comprometido ideológicamente ante sus contemporáneos.El retrato fue el género que más fama y dinero reportó al pintor a lo largo de su vida.Desde el comienzo de su carrera le proporcionó una clientela estable y constante, que le permitió además afrontar con cierta libertad su posición frente a las grandes instituciones, de las que logró mantenerse relativamente independiente.El resultado, recibido con tibieza, fue de una sofisticación formal desusada en la Corte, en la que se fundían los modelos del clasicismo boloñés y de la tradición del gran barroco italiano con los modelos davidianos.Su prestigio, consolidado primero a través de la pintura religiosa, se transformó, una vez asentado en la Corte, como creador de imágenes mitológicas y luego históricas, casi siempre por encargo.El dibujo riguroso, un clasicismo acuñado en París y, sobre todo, la presencia sensual del desnudo heroico clásico, están presentes en todas ellas como un indeleble sello personal que queda reconocible en la exigente calidad de la ejecución, así como en una característica entonación templada, como en Hércules y Anteo.El trabajo de Rafael Tegeo se vio especialmente afectado por esta situación, ya que en vida del propio autor su significación política había hecho mella en su carrera.Cinco años más tarde dicha Sociedad celebró otra muestra Exposición de retratos de mujeres españolas por artistas españoles anteriores a 1850, que contó únicamente con un retrato femenino rubricado por el murciano.De Goya a Picasso (Moscú y Leningrado, 1987) o la fundamental exposición sobre la pintura del siglo XIX del Prado y otras colecciones, de 1992, comisariada por José Luis Díez.[11]​ Además, en esta muestra se exhibió la obra Batalla de lapitas y centauros antes de su llegada definitiva al Museo del Prado, al que fue legada por el historiador estadounidense William B.
Los duques de San Fernando de Quiroga , c. 1832, Museo del Prado .
Virgen del jilguero , 1825-1828, Museo del Romanticismo .
Batalla de lapitas y centauros , 1835, Museo del Prado .
Aquiles derrotando a Héctor , Galería Caylus.
Retrato de niña sentada en un paisaje , 1842, Museo del Prado .