[4] Leyendas posteriores (empezando por un poema de Estacio del siglo I) afirman que Aquiles era invulnerable en todo su cuerpo salvo en su talón.
Estas leyendas sostienen que Aquiles murió en batalla al ser alcanzado en el talón por una flecha envenenada.
Fue interrumpida en estos quehaceres por Peleo, que arrancó de sus manos con violencia al niño y este quedó con un talón carbonizado.
[13][14] Peleo sustituyó el talón quemado de Aquiles por la taba del gigante Dámiso, célebre por su velocidad en la carrera.
Al contrario, en la Ilíada Homero menciona que Aquiles es herido: en el Libro XXI el héroe peonio Asteropeo, hijo de Pelegón, desafía a Aquiles junto al río Escamandro.
Le arrojó dos lanzas a la vez, y una alcanzó el hombro de Aquiles, «del cual brotó sangre negra».
En el monte Pelión, Peleo confió a Aquiles y Patroclo al centauro Quirón para que los criase.
En el canto IX de la Ilíada, se cuenta que en la embajada integrada por Odiseo, Áyax Telamonio y Fénix que este último, caballero mirmidón, había criado al héroe cuando era un niño, y se alude a pasajes íntimos de su infancia.
[19] Algunos dicen que Tetis abandonó al infante Aquiles en la costa y la tempestad lo llevó hasta el muelle de Esciros.
[22][23] Según esta historia, Odiseo supo por el profeta Calcas que los aqueos serían incapaces de capturar Troya sin la ayuda de Aquiles, por lo que marchó a Esciro con ropas y joyas para obsequiar a las mujeres pero entre ellas puso un escudo y una lanza.
[24] Cuando los griegos partieron hacia la guerra de Troya se detuvieron en Misia, donde gobernaba el rey Télefo.
Según algunas tradiciones recogidas por Plutarco, Ovidio y el investigador bizantino Juan Tzetzes, una vez que los barcos griegos llegaron a Troya, Aquiles luchó y mató a Cicno de Colona, hijo de Poseidón.
El profeta Calcante determinó correctamente la fuente de los problemas pero no quiso hablar a menos que Aquiles jurase protegerle.
Agamenón accedió, pero exigió entonces que la esclava de Aquiles, Briseida, debía dársele como reemplazo.
Los troyanos, dirigidos por Héctor, hicieron así retroceder al ejército griego hasta las playas y asaltaron sus barcos.
El propio Zeus advirtió la furia de Aquiles y envió a los dioses para contenerlos, pues Troya no debía destruirse aún.
La épica cíclica Etiópida, una obra que se cree compuesta tras la Ilíada, prosigue narrando los sucesos de la guerra.
Sin embargo, los defensores recibirían la ayuda de dos naciones extranjeras: las amazonas primero, y los etíopes después.
Tras su tregua temporal con Príamo, los aqueos lucharon contra las amazonas y Aquiles mató a la reina Pentesilea.
[43] Más tarde, Filoctetes mató a Paris usando el enorme arco de Heracles.
Cuando recobró la cordura se suicidó dejándose caer sobre la espada que anteriormente le había otorgado su enemigo favorito: el príncipe troyano Héctor.
Su naturaleza exacta ha sido objeto de disputa tanto en el periodo clásico como en la época moderna.
[52] La literatura post-homérica, a partir del siglo V a. C., explora una interpretación en la que Aquiles y Patroclo habrían sido amantes.
En la isla había un templo y un oráculo que sobrevivieron hasta la época romana.
[62] Plinio menciona en su Naturalis Historia un túmulo en la isla consagrada a Aquiles, que ya no era evidente,[63] situado a una distancia de cincuenta millas romanas de la isla Peuce junto al delta del Danubio, y el templo que había allí.
[69][70] A Aquiles le fueron dedicados varios puertos comerciales en aguas griegas, llamados Aquileo, en Mesenia[71] y en Laconia.
[74] Por otra parte, en la Biblioteca mitológica de Apolodoro se dice que Peleo puso a Aquiles su nombre por no haber aproximado los labios a un pecho y que antes de llamarse así se había llamado Ligirón.
[75] De esta forma, Apolodoro relaciona el nombre con la palabra «χείλος» que, precedido por la partícula privativa «ἀ», tendría como significado «sin labios».
Otra obra perdida de Esquilo, Los mirmidones, se centraba en la relación entre Aquiles y Patroclo.
Pero acércate y abracémonos, aunque sea por breves instantes, para saciarnos de triste llanto».