El historiador griego Heródoto las situaba en una región fronteriza con Escitia en Sarmacia, aunque la tradición posterior, las ubicó en Asia Menor.
[2] Filóstrato las ubica en los montes Tauro,[3] Amiano al este del río Tanais, como vecinas de los alanos, y Procopio en el Cáucaso.
Durante la antigüedad tardía las amazonas fueron asociadas con varios pueblos históricos y en la conquista de América fueron imaginadas en el nuevo continente.
Entendida como palabra griega (que no es), procedería del prefijo a–, 'sin' lo que sigue (ateo 'sin dios', amorfo 'sin forma', asimétrico 'sin simetría') + mazos ("pecho"), inventándose una leyenda según la cual estas guerreras feroces se cortaban o quemaban el pecho derecho, quedándose amazos, sin el pecho, para poder usar el arco con más libertad y arrojar lanzas sin la limitación y obstrucción física.
[12] Se suponía que habían fundado muchas ciudades, entre ellas Esmirna, Éfeso, Sinope y Pafos.
En algunas versiones del mito, ningún varón tenía permiso para mantener relaciones sexuales o residir en el país de las amazonas; sin embargo, una vez al año, para evitar la extinción de su raza, éstas visitaban a los gargarios, una tribu vecina.
En algunas versiones, sin embargo, Teseo se casaba con Hipólita y en otras lo hacía con Antíope, quien no moría.
Sin embargo, Belerofonte, que montaba el caballo alado Pegaso, resulta triunfador.
Los aqueos llevaban diez años sitiando la ciudad y su principal guerrero, Aquiles, había matado a Héctor, el héroe de los troyanos.
Sin embargo, Aquiles mata a Pentesilea en combate y las amazonas se retiran derrotadas.
Quinto de Esmirna enumera las guerreras asistentes de Pentesilea: «Clonia estaba allí, Polemusa, Derínoe, Evandra, y Antandra, y Bremusa, Hipótoa, Armótoa la de ojos oscuros, Alcibia, Derimaquea, Antíbrote, Termodosa disfrutando con la lanza.»[16] Higino enumera a Ocíale, Dioxipe, Ifínome, Jante, Hipótoe, Otrera, Antíoque, Laómaque, Glauce, Ágave, Teseida, Hipólita, Clímene, Polidora y Pentesilea.
Algunas se hallan en Megara, Atenas, Queronea, Calcis, Escotusa en Tesalia y Cinoscéfalas, habiendo también estatuas de las amazonas por toda Grecia.
La creencia en su existencia, si bien en un tiempo aceptada e introducida en la poesía y el arte nacionales, hizo necesario rodearlas tanto como fuera posible con la apariencia de seres no sobrenaturales.
En el arte posterior se acercaron al modelo de Artemisa, que llevaba un vestido fino, sujeto por arriba para mayor rapidez; mientras que en vasijas pintadas posteriores su vestido es con frecuencia peculiarmente persa, es decir, pantalones ajustados y un sombrero alto llamado cidaris.
Finalmente, según el mismo historiador, esta banda mixta se asentó más allá del río Tanais (hoy río Don) y su progenie fueron los sármatas, que lucharon luego con los escitas, sus parientes lejanos, contra el rey persa Darío I en el siglo V a. C. Hipócrates las describe así: Algunos historiadores escribieron que cuando Alejandro Magno se encontraba conquistando los países asiáticos, recibió una fugaz visita de la reina amazona Talestris.
Filóstrato las ubica en los montes Tauro, Amiano al este del río Tanais, como vecinas de los alanos, y Procopio en el Cáucaso.
Según Flavio Vopisco, bajo el imperio de Aureliano, las mujeres godas capturadas eran identificadas como amazonas.
[48] En el siglo XIII, Marco Polo mencionó en su famoso libro de viajes por Asia, la existencia de una isla habitada exclusivamente por mujeres, si bien no las llama amazonas ni las caracteriza como guerreras, replica algunos motivos del mito clásico: La que se llama Varón está en alta mar, a 500 millas hacia el Mediodía (...) Pero en esta isla no viven las mujeres, ninguna, ni las casadas ni las solteras, sino que habitan en otra isla llamada la Mujer.
[36] Esto está probablemente relacionado con el sagaris, un arma parecida a un hacha asociada tanto con las amazonas como con las tribus escitas por los autores griegos (véase también tumba tracia de Aleksandrovo).
Su autor compila y sintetiza los distintos relatos mitológicos sobre estas mujeres guerreras: su origen escita, su residencia cerca del río Termodonte, su expansión por Asia y la fundación de Éfeso entre otras ciudades, sus enfrentamientos con héroes griegos, sus relaciones estacionales con los hombres, la selección de hijas mujeres y la incorrecta etimología del latín amazona como "sin pecho".
A partir de entonces, ya no se supone que habitan en Europa o en Asia, sino en las nuevas tierras descubiertas más allá del océano Atlántico.
Dos décadas después, la expectativa de encontrar las amazonas en el Nuevo Mundo seguía intacta.
Según relató el alcalde mayor, los guerreros de Coctú empleaban como armas unas lanzas de veinte palmos y más, varas, estolicas y rodelas de cuero de danta, y sus mujeres les ayudaban en la guerra dándoles varas y lanzas y tirando piedras: El clasicista Peter Walcot hablaba por la mayoría de los mitógrafos cuando escribió: «Dondequiera que los griegos ubicasen a las amazonas, ya fuera en algún lugar del mar Negro en el lejano norte, o en la Libia del distante sur, siempre era allende los confines del mundo civilizado.
Estos hallazgos llevaron a los investigadores a sugerir que la leyenda de las amazonas en la mitología griega podría haber sido «inspiradas por guerreras reales»,[65] aunque esta opinión sigue siendo minoritaria entre los historiadores clásicos.
Durante este tiempo las mujeres no solo habrían tenido que defenderse, sino reproducirse, y esto bien podría ser el origen de que las amazonas se emparejaban una vez al año con sus vecinos, si Heródoto realmente basó esto en un hecho real.
En la Encyclopaedia Britannica de 1911 dicha especulación se expresaba así: Cuando la arqueología minoica estaba aún en su inicios surgió una teoría, expuesta en un ensayo sobre las amazonas contribuido por Lewis Richard Farnell y John Myres al libro Anthropology and the Classics de Robert R. Marett,[68] que ubicada sus posibles orígenes en la civilización minoica, prestando atención a las similitudes pasadas por alto entre ambas culturas.
[69] Se ha advertido que a lo largo de la historia y hasta el siglo XX, las amazonas han sido representadas típicamente en la literatura y las demás artes como un adversario extranjero que amenazaba la masculinidad de los héroes.
Las amazonas también aparecen con frecuencia en las series de televisión Xena: la princesa guerrera y Hércules: Los viajes legendarios.
Tanto poder tenían que se enfrentan en varias oportunidades al grupo de heroínas principal.
La paleta de colores -negro, rojo y blanco- se utiliza tradicionalmente en su representación artística.