En cambio el interior ofrece una fuerza expresiva de gran calidad, asociada a una elegante arquitectura.
En el pronaos y el opistodomos hay dos columnas "in antis" de orden dórico, y en el interior del naos aparecen dos filas de cinco columnas jónicas apoyadas en los muros por pequeños muretes transversales.
Desde 1990, está protegido por un inmenso entoldado, sostenido con postes metálicos y cables de acero, que lo recubre completamente.
Pausanias relata que este templo fue consagrado por los habitantes de Figalia a Apolo Epicurio, dios sanador que venció una epidemia de peste, «como lo hizo durante la guerra del Peloponeso».
Indica que el arquitecto fue Ictino, sin aportar ninguna prueba de esta afirmación.
Las preguntas que surgen conciernen a los constructores: Este templo permaneció ignorado durante siglos.
En noviembre de 1765, el arquitecto francés Joachim Bolcher, que viajaba por el Peloponeso y atravesaba esta región montañosa, descubrió estas ruinas inadvertidamente.
El capitel fue destruido por los jenízaros quienes sólo encontraron este objeto para descargar su cólera y frustración.