Fue una de las doce ciudades jónicas a orillas del mar Egeo, situada entre el extremo norte de Panayr Dağ (el antiguo monte Pion) y la desembocadura del río Caístro y tenía un puerto llamado Panormo.
Estrabón menciona el mito de que a Éfeso durante un tiempo se la llamó Esmirna por una amazona.
La actividad económica de Éfeso se centra fundamentalmente en el turismo que atraen las notables ruinas grecorromanas de la ciudad antigua, y los restos paleocristianos y bizantinos, que atraen igualmente a muchos peregrinos.
Ferécides (citado por Estrabón) atribuye la fundación de Éfeso a colonos jonios dirigidos por Androclo, hijo del rey ateniense Codro, que expulsaron a los léleges y carios que habitaban la región.
[6] Otra leyenda indicaba que el santuario de Artemisa había sido fundado por el autóctono Coreso y por un hijo del dios-río Caístro llamado Éfeso, del cual habría tomado su nombre la ciudad.
Sardes fue incendiada y se retiraron, pero fueron perseguidos hasta Éfeso, donde fueron derrotados por los persas.
[18] Cuando en el año 334 a. C. llegó a Éfeso Alejandro Magno, estaba en manos de los persas.
Este suprimió el sistema oligárquico que imperaba en la ciudad e instauró una democracia.
[22] Durante la guerra romano-siria, en el año 190 a. C. la flota seléucida se enfrentó a la romana cerca de Córico o Mioneso, donde el almirante seléucida Polixénidas fue derrotado y se tuvo que refugiar en Éfeso.
[27] Cuando Mitridates invadió Jonia en el año 88 a. C. fue bien recibido en Éfeso y se tiraron las estatuas de los romanos.
Mitrídates ordenó la masacre general de los romanos, y los efesios cumplieron la orden sin respetar ni siquiera a los que se refugiaron en el templo de Artemisa, a los que mataron.
Pronto los efesios se rebelaron y mataron al general póntico Zenobio, el mismo que había deportado a la gente de Quíos.
[32] La ciudad tenía un grammateus, funcionario común a todas las ciudades griegas, y un arconte que cuidaba del registro de títulos.
Tiberio quiso eliminar el derecho de asilo del templo, a lo que los efesios se opusieron diciendo que había sido aceptado por persas, macedonios y romanos hasta entonces; el asilo era usado normalmente por delincuentes.
En aquella época debía existir una importante comunidad judía en Éfeso que contaba con una sinagoga.
Algunos opinan que esto debió haberse producido más tarde, aunque no después del 63.
[38] Ignacio de Antioquía escribió también una carta a los efesios en el siglo II.
Las tropas del turco-mongol Tamerlán (1402) arrasaron la basílica de San Juan y la mezquita, que fue reconstruida poco después.
[39] En 1863 el arqueólogo John Turtle Wood inició las excavaciones en busca del templo de Artemisa, cuyos restos finalmente encontró en 1869.
Los trabajos arqueológicos fueron continuados por Hogart, y luego por un equipo austriaco desde 1895, bajo la dirección de Otto Bennford.
[40] Actualmente las ruinas son visitadas principalmente por cruceros que proceden del puerto de Kuşadası, situado a 19 km.
La reconstrucción duró 220 años, pese a que la gente de Éfeso colaboró al máximo.
En agradecimiento, a Artemidoro se le erigió una estatua de oro en el templo.