[7] Hay testimonios escritos de esta historia en, al menos, nueve lenguas medievales y se conservan en más de doscientos manuscritos, fechados principalmente entre los siglos IX y XIII.Entre ellos figuran ciento cuatro manuscritos en latín, cuarenta en griego, treinta y tres en árabe, diecisiete en siríaco, seis en etíope clásico, cinco en copto, dos en armenio, uno en irlandés medio y uno en inglés antiguo.Según la leyenda, el emperador visitó la ciudad anatolia de Éfeso y exigió a la población realizar un sacrificio a los dioses paganos, a lo que se resistieron solamente siete jóvenes nobles, cuyos nombres eran, según Simeón Metaphrastes: Maximiliano, Iámblico, Martín, Juan, Dionisio, Exacustodio y Antonino (según Gregorio de Tours: Aquílides, Diomedes, Diógeno, Probato, Estéfano, Sambato y Quiriaco).La leyenda asegura, sin embargo, que los jóvenes siguieron durmiendo sin despertar ni sufrir hambre, sed o frío.Dionisio llega a Éfeso y sigue la historia usual de malentendidos.Teodosio II quiso construirles tumbas de oro, pero los jóvenes se le aparecieron en un sueño y lo convencieron para que los enterrase en la cueva.Voltaire, al comentar esta leyenda, dijo con ironía que el milagro de los siete durmientes de Éfeso hubiera sido más eficaz si los chicos hubiesen despertado antes de que el cristianismo se impusiera en el Imperio romano, cuando todavía quedaban escépticos que convencer.[13][14][15][16] Un argumento parecido se encuentra en la leyenda popular japonesa de Urashima Tarō.