La mayoría son cantigas que cuentan milagros sucedidos con la intervención de María; integran también la obra las Cantigas das Cinco Festas de Santa María, las Cinco Cantigas das Cinco Festas do Nostro Señor, el Cantar dos Sete Pesares que víu Santa María do seu fillo y una maia.
La devoción mariana estaba en auge en ese siglo: frailes, clérigos y caballeros en general participaban en ella.
[2] Una opinión fundamentada en una nota del manuscrito toledano atribuye al propio rey la autoría de unas cien cantigas.
Hay un total de 417 cantigas, más una introducción en homenaje a Don Alfonso y dos prólogos.
Los textos, la música y las ilustraciones se han conservado más o menos completas en cuatro manuscritos.
La estrofa más frecuente es semejante al zéjel hispanoárabe y se denomina virelay.
[7] Recientemente, la profesora Chico Picaza identifica tres ediciones dentro del plan editorial del rey Sabio: la primera corresponde al Códice de Toledo (To) con el primer centenar de cantigas, aunque lo que se conserva es una copia tardía retocada, no el códice original.
La tercera edición se corresponde con el Códice de los Músicos (E), que se realiza en paralelo a las Cantigas Historiadas, aunque persigue un objetivo distinto: «Si bien la edición del Toledano y de los Músicos entronca perfectamente con la tradicional lectura en voz alta, las Cantigas Historiadas que visualizan la acción dramática de los poemas, fueron concebidas para uso personal y cultual del monarca».
Muchos milagros refieren leyendas localizadas en santuarios sobre todo franceses, como Soissons, Laon, Chartres, Rocamadour; es difícil conocer la fuente exacta.