Algunas cornamusas, la familia de las gaitas, no se tocan directamente soplando en las cañas, sino que el intérprete sopla a través de un conducto denominado portaviento y el aire pasa por uno o más tubos de lengüeta hasta llegar a una bolsa llamada odre.
Como el flujo de aire es continuo, los tubos del instrumento suenan sin interrupciones.
Los orígenes de la cornamusa se remontan a la época del Imperio romano.
En las cornamusas modernas existen diferencias dependiendo del lugar en el que sean empleadas.
Sus cuatro bordones cilíndricos de doble lengüeta se montaban en un único tubo grueso.