En menor medida, los estamentos militares y otras clases se vieron rebajados en su escala social.
Los jóvenes aristócratas normandos mostraron cierta tendencia hacia la anglofilia, adoptando los estilos como las largas cabelleras y los mostachos, cosa que disgustaba a la anterior generación.
Las conquistas anglonormandas en el siglo XII llevaron la cultura y las aduanas normandas a Irlanda.
El villancico era una danza popular normanda en la cual el cantante principal era rodeado por un círculo de bailarines que le replicaban con la misma canción.
La percepción que se tenía en el siglo XIX de un resentimiento mutuo entre sajones y normandos, reflejada en leyendas populares como Robin Hood y en la novela Ivanhoe de Sir Walter Scott podría ser considerablemente exagerada.
El historiador contemporáneo Orderico Vital sugiere cierto rencor residual cuando en su Ecclesiastical Historii (1125) escribe las alabanzas a la resistencia inglesa contra Guillermo "el Bastardo".
Incluso esta distinción terminó por desaparecer durante la Guerra de los Cien Años, y en el siglo XV los anglonormandos se habían mezclado por completo con los anglosajones para dar origen a la actual población inglesa.
Con el tiempo, sin embargo, se establecieron las áreas fronterizas conocidas como las Marcas, a través de las cuales la influencia inglesa fue extendiéndose firmemente.
Inicialmente lo hicieron para apoyar a reyes regionales irlandeses como Diarmuid MacMorrough (cuyo nombre en moderno inglés es Dermot MacMurrough).
El anglonormando es una variedad de lengua d'oïl cercanamente emparentada con el francés que los invasores normandos llevaron a Inglaterra.