Se le recuerda sobre todo por la gran influencia que ejerció sobre el emperador Juliano, con quien entró en contacto a través de Edesio.
[2] Otro hermano, Ninfidiano de Esmirna, fue nombrado por el emperador Juliano Magister epistolarum graecarum (secretario para la correspondencia en griego).
Durante su estancia, Máximo estudió junto a Crisantio, Eusebio de Mindo y Prisco del Epiro.
Hacia el 350 Máximo dejó Pérgamo y se trasladó a Éfeso, donde fue profesor de filosofía.
Aparentemente, tuvo discípulos cristianos: se cuenta que Sisinio, más tarde obispo novaciano en Constantinopla, estudió con Máximo.
Máximo no se dejó amilanar por los augurios desfavorables, pues, según decía, era posible forzar el favor de los dioses.
[5] Los dos maestros neoplatónicos permanecieron desde entonces junto al emperador, que apreciaba su consejo religioso-filosófico y gozaba conversando con ellos.
En el verano del 364 se le acusó de haber causado una prolongada enfermedad a los nuevos emperadores Valentiniano I y Valente.
Eunapio cuenta que Máximo quería suicidarse junto a su esposa, pues no veía posible soportar más el dolor.
[9] Según la Suda, Máximo escribió varias obras, entre ellas Sobre las contradicciones insolubles, Sobre las predicciones, Sobre los números y un comentario sobre Aristóteles.