Como emperador de Occidente, Valentiniano se quedó con Italia, Iliria, Hispania, Galia, Britania y África, dejando a Valente la mitad oriental de la Península Balcánica, Grecia, Egipto, Siria y Asia Menor hasta Persia.
Durante el corto reinado de Valentiniano I hubo guerras en África, Germania y Britania, y Roma empezó a tener conflictos con pueblos bárbaros de los que se oía hablar por primera vez: burgundios, sajones, alamanes...
Instaló su primer cuartel general en Milán, para apaciguar el norte de Italia.
Al final de 367 cruzaron por sorpresa el Rin, atacando y saqueando Mogontiacum (Maguncia).
Al conseguirlo estableció una nueva provincia británica, llamada Valentia en honor del emperador.
En África se rebeló el príncipe Firmo, al que se le unieron muchos de los habitantes de la provincia, desesperados por la crueldad y las extorsiones a los que les sometía el gobernador militar Romanus.
Hizo frente a los abusos (tanto civiles como eclesiásticos) cometidos por el clero, cada vez más rico e influyente.