El asentamiento principal se encontraba en la confluencia entre los ríos Sierpe y Grande de Térraba.
En ese mismo tiempo llegó a Coto el rey de Turucaca, Xiriara, quien también rindió obediencia al monarca castellano.
Debido a las inclemencias de la estación lluviosa, la expedición perdió prácticamente todos los bagajes y los caballos, y al llegar a Coto la abandonaron también los guías quepoa que llevaba consigo.
Sin embargo, Coto se había rebelado contra la autoridad española, al parecer debido a los malos tratos de Álvarez Pereyra y sus gentes.
Sin embargo, en aquellos momentos la autoridad española sobre Coto era puramente nominal, y la enorme distancia que existía entre Coto y la ciudad de Cartago impedían hacer efectiva la encomienda otorgada.
Sin embargo, ese pueblo debe haber desaparecido poco después, ya que no vuelve a ser mencionado.
En dos ríos caudalosos cercanos a sus poblaciones fortificadas había abundante pesca.
Dormían en hamacas, teniendo a mano su armas, y utilizaban unos pequeños bancos, porque eran enemigos de sentarse en el suelo.
Trabajaban el oro en piezas muy finas, tenían muy buena loza y llevaban ropa muy delgada de algodón.
El Alcalde Mayor consignó además que "... es gente lucida, lábranse los brazos y cuerpos, son indios de buen juicio, tratan verdad."