Durante la antigüedad, estas particularidades eran explicadas por las mejores necesidades de la métrica griega.
Los escoliastas y los gramáticos, como Eustacio de Tesalónica, hablan de la «obligación del metro» (griego antiguo ἀνάγκη τοῦ μέτρου), en su adaptación al hexámetro dactílico.
Para Milman Parry, la existencia de esta lengua, artificial y adaptada a las necesidades específicas del poeta, prueba que era tradicional y empleada por todos los aedos de la época homérica.
[1] Al contrario que otras formas más modernas del griego, el homérico no tenía un verdadero artículo formado tal y como se conoce en griego clásico, sino que se utiliza en contadas ocasiones y en la mayoría de los casos como relativo.
La parte respectiva a los elementos jónicos y eólicos es debatida, con resultados opuestos, en dos libros capitales: