Ese cambio comporta generalmente la pérdida del uso referencial de la palabra, que pasa a tener un significado o función esencialmente gramatical.
Se suele producir debido al uso metafórico o metonímico.
Como ya se mencionó anteriormente, el proceso de gramaticalización es uno diacrónico, esto quiere decir que se produce a lo largo del tiempo.
Varios estudios sobre este fenómeno han desarrollado su descomposición en subprocesos de cambio independientes que repercuten sobre tres parámetros de los elementos gramaticalizados que son el peso, la cohesión y la variabilidad[1].
Para cada uno de estos parámetros se identifican dos subprocesos que repercuten en el cambio ya sea en el eje paradigmático (su relación con otros elementos) o el sintagmático (su relación con su función sintáctica).