A fines del siglo XIX, aparecen los organillos neumáticos que reemplazan el cilindro por pliegos de cartón perforado.
Lo que va quedando del oficio adquiere una fuerte carga nostálgica en países como Alemania, Francia, Suiza, Argentina, Chile y México.
suelen caminar hasta encontrar el lugar donde se establecen temporalmente para dar vuelta al manubrio del organillo y así hacer sonar el instrumento musical.
[1][2] El oficio de organillero es ya muy escaso, siendo Argentina, Chile y México los países donde se aún conserva.
[4] El organillero y su instrumento musical han sido parte de películas y temas musicales; en el mundo anglosajón su presentación más viva se dio en la película "El planeta de los simios (2001)" donde es el ser humano quien recolectaba el dinero, como lo hace el mono en la imagen tradicional del organillero.