Organillo

A principio del siglo XX, era ya popular en sus diferentes modelos en Francia, Países Bajos, España e Inglaterra principalmente.

En los instrumentos modernos la selección de la pieza se efectúa mediante una varilla con muescas, cada una corresponde a una partitura.

Por su facilidad de manejo, fue un instrumento popular que convivió con el piano e incluso con los gramófonos, sustituyéndolos en las fiestas populares.

En la actualidad la fabricación de estos instrumentos se continua realizando en Chile, México, Países Bajos y Francia.

Escritores argentinos como Jorge Luis Borges o Ernesto Sabato lo incluyeron en su obra con esa denominación, si bien Evaristo Carriego, que los precedió cronológicamente, permaneció apegado a la palabra "organillo".

Rodillo de música para colocar en el cilindro de un organillo de viento. Cada orificio marca la posición de una nota: mientras que el rodillo pasa sobre las válvulas, los agujeros permiten que el aire pase a través y que suene una de las flautas del órgano.
Típico organito porteño. Fabricación La Salvia Hnos.- Industria Argentina. Este modelo posee 19 teclas y 8 melodías por cilindro. El año de fabricación (de esta unidad) es 1979.
«El organillo» por Sancha
Organillero en Calle Madero