Curiosamente el nombre no deriva de sera, que en italiano es «tarde», sino de sereno «agua o rocío cayendo del cielo».
El origen de la serenata está en las baladas que los enamorados cantaban frente a las ventanas de la amada al atardecer cuando algo no había salido bien en la relación.
Wolfgang Amadeus Mozart compuso trece serenatas, normalmente para celebrar un acto social: bodas, fiestas cortesanas, etc.
En el siglo XIX se compusieron serenatas para orquestas (Brahms, Dvorak, entre otros).
También se conciben las serenatas como canción o lied (Franz Schubert, Richard Strauss, Hugo Wolf, Massenet...) o para ser tocadas por un instrumento, como el piano (Isaac Albéniz, Claude Debussy y Ravel).