En el aspecto gráfico la revista defendió la inclusión de material elaborado por grabadores españoles, en contraste con La Ilustración Española y Americana, que estaba más abierta a apostar por la publicación de material proveniente de artistas extranjeros.
[3][1] Con esta revista mantuvo una rivalidad, llegándose a disputar ayudas económicas del Ministerio de Fomento.
[1] Finalmente, en 1872, sería absorbida por La Ilustración Española y Americana.
[6] Entre los dibujantes de la revista figuraron Francisco Pradilla, José Luis Pellicer, Alfredo Perea, Emilio Sala, Joaquín Vayreda, Juan Cristino, Antonio Muñoz Degrain, Elías Martín, Eduardo Rosales, José Vallejo, Valeriano Domínguez Bécquer, Manuel Nao, Félix Urgellés, Antonio Gisbert, Manuel Domínguez, Emilio Ocón, Miguel Martínez Ginesta, Ramón Tusquets, Rafael Monleón, Abel Unceta, el portugués Bordallo Pinheiro, Alejandro Ferrant, Domec, J. L. Contreras, Balaca, Mariano Fortuny, Ricardo Madrazo, Pablo Gonsalvo, Ramón Padró, Eduardo Fernández Pescador, Martín Rico, Antonio Núñez de Castro, Manuel Feliú, Francisco Tomás, Plácido Francés, José Casado del Alisal, Eduardo Zamacois, Pi de Leopol[7] o Carlos Múgica y Pérez,[8][7] entre otros.
Bernardo Rico, al que alguna que otra vez auxiliaba Paris en los retratos, Carretero y algún otro, llenaba todas las exigencias del grabado, pues, como es sabido, acostumbró firmar siempre así sus propias obras como las de sus numerosos discípulos, es decir, cuanto salía de su taller.