Alejo Carpentier

La familia se mudó a La Habana porque el padre tenía interés por la cultura hispánica y ansias de habitar en un país joven que le permitiera escapar de la decadencia europea.

[2]​ Así, Carpentier creció en trato cercano con campesinos cubanos blancos y negros, «hombres mal nutridos, cargados de miseria, mujeres envejecidas prematuramente; niños mal alimentados, cubiertos de enfermedades».

[10]​ Aunque los grupos a los que se afiliaba no fueran específicamente partidistas, sino más bien unidos por el arte,[10]​ estos no carecían de objetivos políticos y desarrollaron una labor de lucha contra la dictadura de Gerardo Machado (ascendido en 1925) y contra el capitalismo estadounidense.

Ese mismo año abandonó definitivamente la carrera universitaria y viajó de nuevo a Francia.

En 1923 formó parte de la Protesta de los Trece junto al Grupo Minorista, del que fue fundador y, aunque descrito por sus miembros como intelectual y apolítico, participó activamente en la oposición al presidente Alfredo Zayas.

[14]​ En 1926 asistió a un congreso de periodistas en México invitado por el gobierno de ese país y durante el cual conoció a Diego Rivera, con quien mantendría una larga amistad.

[16]​ En 1927, se adhirió al Manifesto Minorista, firma por la cual sería encarcelado durante siete meses bajo acusaciones de profesar ideas comunistas.

Durante ese tiempo en prisión redactó la primera versión de su novela Ecué-Yamba-Ó!.

[19]​ Su llegada se produjo durante el bum del movimiento surrealista, cuyos miembros lo recibieron con los brazos abiertos.

[24]​ Aunque sus obras más famosas fueron escritas en español, Carpentier también era capaz de escribir en francés.

Desde París escribió una serie de artículos sobre la realidad española donde Toledo se convierte en su referente artístico castellano.

[27]​ El tiempo transcurrido en ese país contribuyó a formar su identidad como escritor; según sus propias palabras: le «enseñó a ver texturas, aspectos de la vida americana que no había advertido [...] Comprend[ió] que detrás de ese nativismo había algo más; lo que llam[ó] los contextos: contexto telúrico y contexto épico político: el que halle la relación entre ambos escribirá la novela americana».

[28]​ En 1943 viajó a Haití con su esposa Lilia Esteban y con el director teatral Louis Jouvet; fue un viaje de descubrimiento del mundo americano, de lo que llamó "lo real maravilloso".

Esta obra representa la primera vez en más de 15 años que concluyó una novela.

[31]​ También en Caracas compuso íntegramente otras tres de sus grandes novelas: Los pasos perdidos, 1952, inspirada en la geografía venezolana; El acoso, 1956; y El siglo de las luces, terminada en 1958 pero publicada cuatro años después.

[32]​ Además aprovechó la estancia en ese país para conocer mejor la naturaleza del continente americano.

[30]​ En 1947 viajó al interior del país, atravesando zonas deshabitadas hasta Ciudad Bolívar.

Se le confirió el Premio Mundial «Cino del Duca», cuya dotación donó al Partido Comunista de Cuba.

Sus restos fueron repatriados e inhumados en el cementerio Colón, principal necrópolis de La Habana.

Se critica la política de la dependencia de Cuba bajo los Estados Unidos, y las fotos en el libro hacen que la obra se vea como antropológica y no pura ficción.

En la selva escuchamos todos los sonidos de la naturaleza a medida que el personaje se integra paulatinamente a este mundo, y se relaciona con los habitantes, aunque finalmente esta integración resulta bastante superficial.

En sus obras tempranas, Carpentier escribió mucho sobre los negros y la experiencia del hombre en relación con el cosmos.

[47]​[48]​ Tuvo un gran interés en la cultura y la música afrocubanas, lo que se advierte con claridad en sus obras.

[49]​ El hombre blanco, aunque aparece en las obras de Carpentier con poca frecuencia, representa cuatro instituciones opresivas en América latina: la cárcel, la iglesia, la esclavitud y el imperialismo extranjero.

[56]​ Así aisló su concepto a algo exclusivamente latinoamericano y no nacional.

[60]​ Las obras de Carpentier han tenido un impacto en el mundo literario y cultural.

[61]​ Se dice que Carpentier ofrece una nueva perspectiva en el pasado colonial de América Latina.

Esta visión del tiempo y la historia es una de las influencias más claves que Carpentier ha tenido sobre la literatura latinoamericana.

[65]​ La música era un elemento muy presente en su familia; su abuela era pianista, su madre tocaba el piano y su padre fue violonchelista.

[9]​ Durante su tiempo en Francia, Carpentier entró en los círculos musicales parisienses y colaboró con bastantes compositores, resultando en la producción de poemas, libretos y textos de varias obras musicales:[17]​