El origen del topónimo es desconocido, aunque varias fuentes afirman su procedencia árabe, si bien desde distintas etimologías.
Una supondría que el topónimo «Mancha» sería pronunciado en árabe como Manxa o Al-Mansha, que se traduce como «tierra sin agua», y otra como Manya, traducida como «alta planicie» o «lugar elevado».
En los siglos XIX y XX surgió un tímido regionalismo manchego, sin trascendencia política duradera.
Las hay que lo relacionan con la palabra árabe "manxa", traducida como "tierra seca", pero se da más probabilidad[cita requerida] a su procedencia de la palabra árabe "mányà", que se ha traducido como "alta planicie", "lugar elevado" y "meseta".
Otra teoría, mucho más antigua, también sugiere que La Mancha procede del árabe.
[25] En cualquier caso, las primeras menciones de que se tiene constancia con el topónimo Mancha datan del año 1237, y se dan en acuerdos entre las órdenes de San Juan y Santiago.
Existen abundantes yacimientos del Paleolítico en superficie, fundamentalmente en torno a los ríos, que en origen pudieron ser campamentos estacionales.
[34] El Guadiana y sus afluentes conforman una zona especialmente pródiga en yacimientos de este tipo.
Los romanos, que conquistaron Toletum en el 193 a. C., denominaron a esta gran extensión, según algunas teorías, "Campo Espartario" (seguramente por el cultivo de esparto), si bien otras relacionan a dicho topónimo exclusivamente con la zona de Cartagena (en aquel tiempo, Carthago Nova, y posteriormente Carthago Spartaria).
Estrabón habla ampliamente de esta región y cuenta en su Geografía que en tiempos de Augusto se realizaron unas obras muy importantes en la antigua vía romana que iba desde Roma a Gades (actual Cádiz).
Durante este periodo las ciudades fueron de poca importancia, destacando Laminium, Libisosa, Toletum, Segóbriga, Sisapo y Oretum.
Precisamente, según varias teorías, es de la lengua árabe de la que procede el topónimo "Mancha": así, Manxa o Al-Mansha se traduce como "tierra sin agua", y Manya como "alta planicie" o "lugar elevado", siendo estas teorías las más comunes sobre el origen del topónimo.
No obstante, Castilla tuvo que enfrentarse a los almorávides, quienes fueron llamados en auxilio por las otras taifas, unificando Al-Ándalus.
La guerra se convirtió en internacional al estar casada Juana con Alfonso V de Portugal e Isabel con el heredero del trono aragonés, Fernando.
Se situó la capital en Ciudad Real, aunque durante un breve periodo ésta pasó a Almagro (1750-1761).
La Mancha sufrió los efectos de la guerra, en la que combatían las fuerzas francesas defendiendo al rey José I, impuesto por Napoleón, contra las guerrillas patriotas, que luchaban por el restablecimiento en el trono de Fernando VII.
En las guerras carlistas (1833-1840, 1846-1849, 1872-1876), La Mancha permaneció mayoritariamente fiel al Gobierno de Madrid, esto es, a la causa liberal.
[48] Todas estas posibilidades se vieron truncadas por la guerra civil española (1936-1939), durante la cual casi todo el territorio manchego permaneció bajo control de la República hasta el final de la guerra.
Los factores más significativos en este aspecto son: inviernos rigurosos, veranos cálidos, sequía estival, irregularidad en las precipitaciones, fuertes oscilaciones térmicas y notable aridez.
Las temperaturas son muy extremas debido al efecto de la continentalidad, la amplitud térmica anual (diferencia entre la temperatura media del mes más frío y la del mes más caluroso) es muy elevada, normalmente entre 18 y 20 °C.
La Mancha ha sido tradicionalmente una región agraria, con una industria y una economía por lo general menos desarrollada que la media española.
La agricultura y la ganadería han sido históricamente las principales actividades económicas de La Mancha.
[59] Suelen organizarse en torno a una plaza mayor, donde se ubican normalmente la iglesia y el ayuntamiento.
El dialecto manchego, si bien no representa un habla plenamente uniforme, ni engloba toda Castilla-La Mancha, sí presenta aspectos que lo unen, y al tiempo separan de otros dialectos del castellano.
Benito Pérez Galdós, en Bailén (1873), dejó escrita esta impresión esencial del país manchego:
Son habituales en las ciudades y pueblos manchegos las festividades asociadas a los principales eventos del calendario cristiano, tales como: También tienen gran importancia las fiestas patronales en honor al santo patrón de la localidad.
Varios son también los platos con base en los cereales, como las gachas manchegas, las migas ruleras o el ajoharina.
Los dos últimos se elaboran con uno de los pocos pescados presentes en la cocina tradicional manchega, por su fácil conservación, dada la lejanía del mar: el bacalao en salazón.
Ingredientes también de la gastronomía manchega son las legumbres, presentes en potajes, o las setas, como los guíscanos (así se conoce localmente a los níscalos).
Esta música se acompaña de distintos instrumentos musicales, como la guitarra española, la bandurria, el laúd, la dulzaina y el tambor, las castañuelas o postizas, la zambomba o la pandereta (estos últimos en especial para los villancicos), e incluso instrumentos simples que no nacieron para su uso musical, como la botella de anís, el almirez o la caña y los palos empleados en la danza del paloteo.