Sus tierras arcillosas son bañadas por el río Gigüela, situado en la parte este del término municipal.
En lo que respecta al clima, predomina un clima mediterráneo continental con veranos calurosos (en los meses de julio y agosto), e inviernos fríos (en los meses de diciembre y enero); las primaveras y otoños son las estaciones del año que más precipitación se recoge, aunque esta es irregular durante todo el año y normalmente son en forma de lluvia aunque alguna vez pueden darse en forma de nieve.
En el antiguo núcleo de población había una ermita con la advocación a Sta.
Aunque no hay muchos datos se puede decir con certeza que estaba constituido por casas del maestre y una iglesia, localizada en un lugar nombrado Santa María.
Este pequeño ferrocarril se mantuvo operativo hasta su clausura en 1985, siendo posteriormente desmantelado.
Dichas extensiones de tierra se suelen medir en la tradicional unidad de área conocida como fanega, que en esta localidad viene a ser el terreno en el que hay plantadas 800 vides.
La recolección se inicia a finales de agosto con los tintos más perecederos, como el verdejo y tempranillo, aunque con una campaña aún muy reducida, ya que son especies muy poco extendidas.
Además del cultivo de la vid, también está extendido, aunque en un grado mucho menor, el olivo, pero siendo su producción principalmente para uso familiar, recogiéndose casi todo el aceite producido para uso personal.
La Iglesia parroquial de San Juan Bautista se encuentra en la Plaza de la Constitución, junto al Ayuntamiento, el Centro Cultural La Villa, el Auditorio municipal y la Ermita de la Virgen del Egido, constituyen el centro cultural y artístico más importante del municipio.
A continuación se sitúa otra capilla donada por Doña Orosia Ballesteros Palomino en el año 1924, -con enterramiento-, donde se albergan la imagen de la Virgen del Carmen y otras esculturas propias de la Semana Santa.
El retablo original de estilo barroco, desapareció durante la Guerra Civil.
La Ermita del Santísimo Cristo de la Salud fue mandada construir por Francisco Sánchez Roldán, personaje muy influyente para este municipio durante esa época (siglo XVII).
Coronando la fachada se sitúa una espadaña con huecos para alojar las campanas, tres en total.
En su interior destaca la bóveda de cañón con lunetos y arcos fajones; el ábside está cubierto con una cúpula sobre pechinas sobre los que se inscriben cuatro óculos decorados con frescos.
No hace mucho tiempo se descubrió en un costado del Cristo, en un hueco, un trozo de pergamino con una inscripción que reza: "Juan Antonio Argüelles me hizo en el año 1766, rogad a Dios por él".
La Ermita de Nuestra Señora del Egido fue mandado erigir, en pleno renacimiento español, por Don Juan López Cañizares (siglo XVI).
Presenta una sola nave con planta rectangular en cuyo ábside, situado en el lado este, se encuentra la imagen de Nuestra Señora del Egido.
El muro, de mampostería, se caracteriza por su morfología compacta y cerrada, sin apenas vanos, rematado con una espadaña, rematada tanto en los laterales como en el centro con adornos de bolas, elemento característico del estilo artístico renacentista.
Las dos ventanas, situadas a ambos lados de la portada, están también rematadas con frontones, si bien en este caso son triángulos.
El ábside está cubierto con una cúpula sobre pechinas sobre las que se inscriben cuatro óculos con las imágenes de los Evangelistas.
En el exterior de la Ermita, en su lado sur, se encuentran tres estelas funerarias, en los cuales aparecen en hueco relieve unas cruces.
Están elaborados en una sola pieza, y proceden, según testimonios, del patio de la antigua posada del Arco, lo que hace suponer una antigüedad de al menos cinco siglos (siglo XVI).
Una vez concluido éste, comienza el desfile de carrozas que entran en concurso, construidas por los propios vecinos del municipio.
Ya en mitad del camino, se realiza una parada en la Casa de los Pastores, donde los romeros acompañantes serán obsequiados con un refrigerio.
Posteriormente, se realiza el tradicional traslado procesional de la imagen del Stmo.
Cristo desde su ermita a la Iglesia Parroquial, donde se le cantan solemnes vísperas.
Llegada la noche se termina la jornada con espectáculos de variedades y baile popular.
El concurso es a nivel local, por lo que no participan comparsas de fuera del municipio.
La Semana Santa almoradiense como muchas otras de La Mancha toledana es multitudinaria.
Las Jornadas gastronómicas populares e interculturales es un evento culinario donde muchas asociaciones del municipio preparan la comida típica de La Mancha y también recetas típicas de otros países para después degustarla.