Todos estos yacimientos siguen a grandes rasgos unos patrones similares, ya que son yacimientos en superficie, al aire libre, ubicados en suaves terrazas actualmente desmontadas y alteradas por las labores agrícolas, que se sitúan a una distancia de unos 2000-3000 m del cauce actual del Cigüela, en su margen derecha.
Harán falta algunos años para caracterizar arqueológicamente estos conjuntos, aunque las últimas aportaciones comienzan a dar sus frutos.
En este yacimiento se encuentran evidencias de poblamiento durante la II Edad del Hierro y el periodo Romano.
Las prospecciones realizadas en La Villa de Don Fadrique no han arrojado ningún dato sobre una posible ocupación visigoda en su territorio.
Una vez consolidada la línea del Tajo y toda vez que la frontera se había trasladado más al sur la Orden procedió al control productivo de esta zona fértil, donde la expansión de la huerta y la ganadería es un hecho constatado.
Los límites occidentales llegan muy cerca del actual lugar de Lillo y se extienden por el sur.
Aunque no poseemos muchos datos, sí sabemos que durante dicho siglo se construyó la Casa de la Torrecilla.
Así nació esta casa-fortaleza que todavía hoy se mantiene en pie y conserva parte de su estructura original.
El actual campanario fue levantado a principios del siglo XX en sustitución de aquel que se encontraba arruinado.
La economía se basa fundamentalmente en la agricultura y en la ganadería, así como en la escasa industria derivada de esos dos pilares.
Uno o dos escalones dan acceso al zaguán, pues raramente las puertas se encuentran a ras del suelo.
Anejo al edificio doméstico, se encuentran organizados, en torno a grandes patios abiertos, los almacenes, cuadras, corrales, sarmenteras y habitáculos para guardar los aperos de labranza.
Ejercen la misma función, pero en este caso, se encuentran realizados con mampostería trabada con argamasa y adoptan en el interior una apariencia similar.
Los chozos o bombos son refugios temporales donde pernoctaban y recogían el ganado los pastores, aunque también han sido usados por los agricultores.
Los restos de industria lítica se encuentran muy desilicificados y, en muchos casos, afectados por golpes modernos ocasionados por las labores agrícolas.
Los restos de industria lítica se encuentran muy desilicificados y, en muchos casos, afectados por golpes modernos ocasionados por las labores agrícolas.
Los restos de industria lítica se encuentran muy desilicificados y, en muchos casos, afectados por golpes modernos ocasionados por las labores agrícolas.
Los restos de industria lítica se encuentran muy desilicificados y, en muchos casos, afectados por golpes modernos ocasionados por las labores agrícolas.
Se encuentra afectado por el abandono y, la parte sur está destruida por la realización de un pozo para regadío.
Esta construcción engloba dos tipos de estructuras habitacionales diferentes que, sin embargo, se encuentran adosadas una a la otra.
A mano derecha del distribuidor se encuentra un espacio de descanso para los trabajadores con chimenea y dos lechos labrados en la roca.
La cueva presenta una compleja estructura orgánica, con espacios de esquinas redondeadas y techos abovedados añadidos según las necesidades.
En el interior de la cueva, dentro del espacio distribuidor central, se encuentra un pozo adosado a la pared.
Se encuentra casi completamente arruinado, solo conserva en pie algunos muros y parte de la cubierta abovedada que amenaza desplome.
La cubierta, totalmente desaparecida, sería abovedada, como deja ver el único arco fajón que se conserva en pie.
Todas las estancias se abran a ese patio central y disponen de ventanas con rejería al exterior.
En torno al edificio residencial se encuentran otras construcciones auxiliares relacionadas con las labores agrícolas, tales como cuadras, almacenes, etc.
Actualmente se está ejecutando una actuación urbanizadora en la zona que amenaza con hacer desaparecer este conjunto industrial de principios del siglo XX.
Fuera del casco urbano solo se conserva la plataforma ferroviaria y alguna infraestructura auxiliar como un pequeño puente de hierro.
En el casco urbano, sin embargo, sí se conservan las vías y parte del antiguo apeadero.