Batalla de Uclés (1108)

En la cuarta venida se libró la batalla de Consuegra en (1097) en la que Alfonso VI volvió a ser derrotado y murió el hijo del Cid.

En esta época los almorávides conquistan Valencia (1102) y consiguen una importante vía de penetración hacia el interior peninsular.

Tras diversos ataques contra los condados catalanes, decidió atacar el reino de León por su flanco este, eligiendo a Uclés como primer objetivo.

Los mudéjares del lugar recibieron a los asaltantes como libertadores, descubriéndoles brechas y partes cerradas.

El sol se ocultaba y los muslimes regresaron a su campamento disponiendo centinelas que vigilasen sus extremos para evitar algún ataque por sorpresa.

Durante el día siguiente, jueves 28, centraron sus esfuerzos en atacar la alcazaba ocasionando daños, pero sin lograr asaltarla.

Alfonso VI no pudo acudir a la batalla, pues se hallaba en Sahagún, recién casado y convaleciente de la herida recibida en Salatrices.

No hay unanimidad entre los diversos cronistas sobre el desarrollo de la batalla, por lo que es difícil su reconstrucción.

La táctica de masas compactas y disciplinadas que actúan en concordancia era nueva para los cristianos, acostumbrados a los encuentros singulares.

Las tropas cristianas atacaron, con su caballería pesada, a las cordobesas, que iban en vanguardia, y provocaron en ellos un gran número de bajas.

Mientras tanto, las alas almorávides, formadas por los gobernadores de Murcia y Valencia, con su caballería ligera realizaron un movimiento envolvente sobre las tropas leonesas que, de pronto, se encontraron con su campamento tomado y atacadas por los cuatro costados, tal como ocurrió también en Zalaca.

Dice Rodrigo Jiménez de Rada, al que copia y traduce la Primera Crónica General:

Es esta una versión, demasiado dramática, que como mucho describe tan solo el primer acto de la batalla.

Cuando los que lograron huir, llegaron a Toledo y se presentaron ante Alfonso VI, no supieron responder a la pregunta del rey: ¿dónde está mi hijo?, pues desconocían que hubiera muerto en Belinchón.

Según Marino Poves, Bedija significa el río de la guerra santa (wadi yihad).

Les cortaron la cabeza, sumando cerca de tres mil, y con ellas hicieron un macabro montículo desde el que los almuédanos llamaron a la oración pregonando la unidad de Alá, engrandeciéndolo por la victoria habida.

Con este nombre se levantó un pequeño poblado, hoy desaparecido, entre Tribaldos y Villarrubio, a unos 6 km al suroeste del castillo.

Entre ellos encuentra a los siguientes nobles que debieron perecer en Uclés: Martín Flaínez, Gómez Martínez, hijo del conde Martín Alfonso, Fernando Díaz, Diego Sánchez y su hermano Lope Sánchez, que eran sobrinos de Lope Jiménez.

El lugar de la batalla en una fotografía tomada en 2008.