Estratégicamente las tropas francesas pretenden controlar las vegas del río Guadiana y asegurar las comunicaciones entre Madrid y Andalucía, comunicados por una red de caminos reales y de herradura de suma importancia.
Ante esto, el general Sebastiani tomó la decisión de dividir su Ejército en dos: uno bajaría hasta Ciudad Real por el Camino Real de Andalucía, y el otro intentaría envolver a los españoles por su espalda.
Desde las 10 de la mañana del día 26, la División de Caballería del general francés Milhaud se acercó hasta Peralbillo, aunque fue rechazada en su intento de pasar los puentes fluviales hacia Ciudad Real, aun así, el refuerzo de las demás unidades del IV Cuerpo de Ejército francés, que acudieron en horas posteriores, sorprendió completamente al dispositivo español, y así durante todo ese día el Ejército español y las milicias provinciales, como la de Ciudad Real, resistieron el empuje del muy superior Ejército francés en el Puente de Nolaya, en el río Guadiana en el término municipal de Ciudad Real.
El general español José Urbina, Conde de Cartaojal, huyó precipitadamente ordenando el repliegue de las tropas hasta Viso del Marqués.
Al mediodía los franceses llegaban hasta Ciudad Real liberando a los 80 prisioneros franceses que habían sido capturados por las tropas españolas en los combates de los días anteriores y que estaban presos en los sótanos de la Casa de la Caridad.